Que miren, no importa
Los vínculos de pareja no funcionan bajo recetas exactas que certifiquen su duración en el tiempo, en parte porque se nutren día a día y también por el hecho de que, quienes conforman este núcleo, al principio indisoluble, deben mantener un punto que los una. Quizás este secreto sea la prueba fehaciente, el denominador común que sostiene su perdurabilidad, el deseo que los involucrados deben alimentar porque, de lo contrario, un pequeño acontecimiento, sumado a una leve discusión, puede tirar todo por la borda.
El cortometraje Que miren guarda una cierta excentricidad en el guion, ya que transcurre en el jardín de una casa que da a la calle. Allí están distribuidos una cama, un televisor, un tocadiscos, diversos cuadros, manteles y disfraces; todos elementos que alguna vez rellenaron un espacio, aunque en el presente, son solo objetos por separado que guardan algún valor simbólico para el dueño de la vivienda que, al parecer, está dispuesto a dejar todo atrás en busca de nuevas aventuras.
Con su botella de whisky, en la oscuridad y mirando a través de la persiana, ve acercarse a una pareja que dialoga sobre los objetos expuestos. En aquel sitio pareciera esconderse el signo de un tiempo de antaño donde sucedieron múltiples y recordados hechos, detalles que rememoran la citada frase de Jorge Luis Borges haciendo alusión a Marcel Proust:
Cuando uno extraña un lugar, lo que realmente extraña es la época que corresponde a ese lugar; no se extrañan los sitios, sino los tiempos.
Luego de unos minutos, el propietario sale, saluda fríamente y se sienta en el sillón a ver televisión, esperando ofertas. Como dijimos al comienzo: los acontecimientos suceden en un jardín a la vista de todos.
Decidida a negociar, la mujer comienza a preguntar el valor de cada cosa, generándose un condimento peculiar de misterio.
-Quiero saber el precio de la cama- consulta ella
-es una buena cama… creo que 400- responde él
- Podemos dejarla a 200- retruca ella
-Está bien, 200- asiente el dueño, mientras se escucha su voz en off y se observa la sonrisa de la mujer, que deja entrever un logro económico para la pareja.
Tras varias transacciones, se distienden y comienzan a tomar alcohol; no obstante, el único que no parece encontrarse a gusto es el novio, quien desea marcharse pronto. En este ir y venir, la mujer y el dueño, ya borrachos, bailan próximos, susurrándose halagos de diversa índole.
Disponible en Cine.ar Play y con las actuaciones de Arturo Bonín, Julia Martínez Rubio y Juan Barberini, Que miren condensa la sensualidad, la nostalgia y la muestra de que una circunstancia fortuita puede cambiar el rumbo de dos vidas, en todo momento y en cualquier lugar, sobre todo porque ya nada será igual para la pareja; ambos descubrirán un profundo abismo que los separa y sus proyectos comenzarán a desandarse en paralelo.