Un enorme deslizamiento de tierra sobre una carretera en el estado brasileño de Paraná, en el sur del país, dejó al menos 30 desaparecidos, según confirmaron este miércoles las autoridades locales. 

El desprendimiento tuvo lugar el lunes, pero desde entonces las tareas de rescate se desarrollan con gran dificultad debido a la fuerte lluvia que cae en la zona. En las primeras horas, fueron rescatadas con vida seis personas, y por el momento hay dos víctimas mortales. Una de ellas ha sido identificada: un hombre de 60 años del vecino estado de Santa Catarina.

La tierra sepultó al menos 15 coches y seis camiones que transitaban sobre la carretera BR-376, en una sierra boscosa a la altura del municipio de Guaratuba. 

El número de vehículos es lo que usan los bomberos para calcular la cantidad de víctimas. “No podemos precisar el número exacto porque el vehículo va de una a cinco personas. Por eso estamos trabajando con la hipótesis de tener de 30 a 50 (víctimas)”, afirmó en rueda de prensa este miércoles el comandante del cuerpo de bomberos de Paraná, Manoel Vasco de Figueiredo Junior. 

Uno de los supervivientes fue el propio alcalde de Guaratuba, Roberto Justus. Él y su chófer estaban en uno de los vehículos afectados, que quedó ladeado por el alud de tierra.

Consiguieron salir rompiendo los vidrios. “Fue una cosa horrorosa. La montaña se vino abajo, nos mandó encima de otros coches… Solo estamos vivos por un milagro de Dios (…) era mucha tierra, mucha piedra que vino para encima de los coches, el barro vino por debajo del coche, lo levantó y nos mandó encima de los otros que estaban parados”, explicaba en un video grabado en sus redes sociales aún en estado de shock. 

En las búsquedas se está usando un dron y una cámara termal que identifica puntos de calor, con el objetivo de encontrar supervivientes, aunque de momento no se encontraron señales de calor.

Toda la operación de rescate está resultando muy difícil por la lluvia constante que cae desde el lunes y por la inestabilidad del terreno. Las condiciones de trabajo son extremadamente complejas y también ponen en peligro a quienes buscan a los desaparecidos. 

“Esa tierra tiene un peso muy grande sobre la pista, y es una pista que está sobre una región suspensa, de hecho, hay riesgo de que se caiga. Es un escenario muy complejo”, decía el coordinador de la Defensa Civil de Paraná, el coronel Fernando Shuning. 

Mientras se intenta rescatar a las víctimas, empiezan las investigaciones sobre las causas del deslizamiento y el cruce de acusaciones.

La policía de carreteras afirmó que la empresa concesionaria de la vía, Arteris Litoral Sul, tendría que haberla cerrado al tráfico toda la carretera tras el primer deslizamiento, que fue menos grave y ocurrió cuatro horas antes del desprendimiento principal. 

En un comunicado, la empresa informó que la zona donde ocurrió el accidente se va vigilando de forma periódica y que “no representaba riesgo”.