El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha considerado este miércoles “improbable” que el cohete que ha impactado en Polonia causando dos muertos fuera disparado desde Rusia.

Preguntado en la cumbre del G-20 que se desarrolla en Bali acerca de las acusaciones según las que la explosión estaría vinculada con Rusia, el mandatario dijo: “Hay información preliminar que cuestiona eso. No quiero afirmarlo antes de que completemos una investigación, pero es improbable a la vista de las líneas de la trayectoria de que fuera disparado desde Rusia”. 

Los líderes de países de la OTAN miembros del G-20, el primer ministro de Japón y representantes de la UE se han reunido en Bali para abordar la crisis desatada por el impacto del misil. 

La reunión fue promovida por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y acudieron a ella los mandatarios de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España, Canadá y Países Bajos. La crisis desatada por el impacto del misil, de “fabricación rusa” según las autoridades polacas, sacuden un G-20 que ya venía cargado de tensión tras meses de confrontación y fricciones internacionales a raíz de la invasión rusa de Ucrania. 

A la espera de que se esclarezcan las circunstancias del impacto, muchos expertos apuntan a que la opción más creíble de momento es que Polonia pueda invocar el artículo 4 del tratado de la OTAN, el que prevé consultas en caso de amenaza a “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las Partes”, más que el célebre 5, el de la defensa mutua en caso de “ataque armado”, cuya activación en todo caso depende de una decisión política de los líderes de los países de la Alianza. 

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, aprovechó su intervención en videollamada en la primera jornada de la cumbre, antes de la oleada de ataques con misiles contra su país y el impacto de uno en Polonia, para presentar un decálogo de medidas que definió como su “visión de camino hacia la paz”, reclamando a la comunidad internacional que las impulse. 

Fuente: El País.