Ninguna novedad decir que las cifras oficiales de los distintos países son aproximaciones al impacto de la enfermedad: las particularidades geográficas, la capacidad de cada Estado para instrumentar tests y el alto número asintomático de portadores del virus -Islandia, el país que más tests realiza, comprobó que el 50% de los positivos no presentan síntomas- hacen que los números de contagios y muertes sirvan, sin ser exactos, como termómetro y hoja de ruta para la planificación sanitaria.

Los análisis que ha hecho el gigante sudamericano -dos veces el territorio europeo— son limitados en función de los 210 millones de habitantes. El grupo de investigadores -COVID-19, así han denominado el colectivo- asegura que se desconoce cuál es la magnitud de la epidemia. Aunque esta situación no es exclusiva de Brasil.

El balance oficial muestra más de 290 mil afectados y 19 mil fallecidos, tercer lugar en cuanto a la penetración del coronavirus y podría transformarse en breve en el epicentro mundial de la pandemia. Según datos de la plataforma de la Universidad de Oxford Our World In Data, Brasil está entre los países de la región con menor crecimiento en tests per cápita.

Atendiendo a las dificultades de registro y carga de datos, y conociendo las distancias simbólicas y geográficas que hay entre Amazonas y las principales ciudades, el investigador André Ricardo Ribas Freitas, experto en mediciones de exceso de mortalidad y profesor de la Facultad de Medicina São Leopoldo Mandic en Campinas -São Paulo-, ha elaborado una estimación semanal del número de muertes en algunas capitales: compara los datos del Registro Civil -defunciones- desde el inicio de la pandemia con la cifra esperada de muertes para ese período, basada en lo observado en años anteriores y haciendo un promedio.

"Para la mayoría de estas ciudades, las cifras del 2020 son sensiblemente superiores al conteo oficial"

El total de defunciones para el período supera ampliamente el promedio de muertes esperadas en base a años anteriores: aunque de ese total no todas las defunciones son oficialmente a causa de coronavirus. Los expertos explican que esa cifra de muertes excedente puede atribuirse al COVID-19 en gran medida, lo que en algunas ciudades llevaría al doble el número oficial de fallecidos por el virus. Para entender esta situación, el gráfico siguiente:

Manaos, la capital amazónica. En las semanas finales de abril, los datos del Registro Civil indicaban una mortalidad agregada que se multiplicaba hasta por cuatro en comparación con la de años anteriores. La curva ahora está en una trayectoria descendente.

El estado de Amazonas tiene 3,5 millones de habitantes, buena parte de ellos concentrados en Manaos. Los notarios han registrado una cifra de muertos superior, como muestra el gráfico de arriba, a los muertos confirmados por el coronavirus.

En el gráfico siguiente, las curvas de fallecidos por coronavirus -rojo- en contraste con muertes esperadas para el período -negro-:

Río de Janeiro. Registra aumentos menores, pero en cualquier caso pronunciados: en la semana de transición de abril a mayo, la mortalidad se multiplicó por dos respecto a años pasados. Comparar los muertos por coronavirus con las cifras de defunciones para igual período agrega claridad para leer el impacto del virus en el principal socio comercial de Argentina. También deja entrever que el escenario real es más grave que lo reflejado por el Ministerio de Salud.