Algunas de las empresas más importantes de Estados Unidos, incluidas Apple, Amazon, Microsoft y Disney, respaldan a grupos empresariales que luchan contra una legislación climática histórica, a pesar de sus propias promesas de combatir la crisis climática. El discurso políticamente correcto es contradicho por la pertenencia y financiación de organizaciones que luchan denodadamente contra los cambios en la legislación.

Un puñado de organizaciones y grupos de presión corporativos se ha movilizado para oponerse al proyecto de ley de presupuesto de 3,5 billones de dólares propuesto por los demócratas, que contiene medidas sin precedentes para reducir los gases que calientan el planeta. El proyecto de ley de reconciliación ha sido calificado como "la acción climática más importante en la historia de nuestro país" por Chuck Schumer, el líder demócrata en el Senado de Estados Unidos.

La mayoría de las grandes corporaciones estadounidenses han expresado su preocupación por la crisis climática o han anunciado sus propios objetivos para reducir los gases de efecto invernadero. Jeff Bezos, una de las personas más ricas del mundo, ha dicho que la crisis climática es la "mayor amenaza para nuestro planeta" y la empresa que fundó, Amazon, ha hecho un compromiso para que las empresas reduzcan sus emisiones netas a cero para 2040. Microsoft ha prometido ser “carbono negativo” dentro de una década a partir de ahora y Disney tiene como objetivo usar solo electricidad de fuentes renovables dentro del mismo período de tiempo.

Pero estas empresas líderes, y otras, apoyan o dirigen activamente a los mismos grupos de presión que intentan hundir el proyecto de ley con el que Joe Biden pretende abordar la crisis climática, amenazando uno de los últimos grandes esfuerzos legislativos que decidirán si partes del mundo se sumergen en un nuevo estado climático apenas habitable.

“A las grandes corporaciones les encanta decirnos cuán comprometidas están para abordar la crisis climática y construir un futuro sostenible, pero a puerta cerrada, están financiando a los mismos grupos comerciales de la industria que luchan con uñas y dientes para detener el mayor proyecto de ley sobre el cambio climático de la historia” dijo Kyle Herrig, presidente del grupo de vigilancia Accountable.US, que recopiló este análisis.

Aquí están, esto son

La Cámara de Comercio de Estados Unidos se ha comprometido a "hacer todo lo posible para evitar que este proyecto de ley de reconciliación se convierta en ley". El directorio del grupo de presión empresarial líder incluye ejecutivos de empresas como Microsoft, United Airlines y Deloitte, que han expresado su preocupación por el cambio climático (Deloitte incluso enseña conceptos sobre la crisis climática a sus futuros empleados en la capacitación de ingreso) y han hecho diversas promesas para reducir emisiones.

Otro grupo, Business Roundtable, ha dicho que está "profundamente preocupado" por la aprobación del proyecto de ley, en gran parte porque aumenta los impuestos a los ricos. La organización está formada por directores ejecutivos de compañías, incluido Tim Cook de Apple, quien ha pedido una acción más firme sobre la emergencia climática por parte de gobiernos y empresas.

Otros miembros incluyen a Andy Jassy, director ejecutivo de Amazon, Sundar Pichai, que dirige la empresa matriz de Google, Alphabet, y Darren Woods, director ejecutivo del gigante petrolero Exxon.

Pharmaceutical Research and Manufacturers of America, un grupo comercial que incluye a Bayer y AstraZeneca entre sus miembros, ha publicado anuncios que atacan el proyecto de ley propuesto. Rate Coalition, otro grupo de presión que tiene a Disney, FedEx y Verizon como miembros, también está planeando un bombardeo publicitario para ayudar a acabar con la legislación, mientras que la Asociación Nacional de Fabricantes, respaldada por Johnson & Johnson, Dow y Goodyear, ha dicho que está intentando eliminar la legislación, invirtiendo en su oposición “de todas las formas que se puedan imaginar”.

El propósito del paquete

Si se promulga, el proyecto de ley establecería un sistema para eliminar gradualmente las emisiones del sistema eléctrico de EE. UU., proporcionaría pagos para apuntalar la energía nuclear libre de carbono y apoyar la adopción de vehículos eléctricos.

Como el primer gran intento de legislación climática en más de una década, el proyecto de ley llega en un momento en que los científicos advierten que el mundo se está quedando rápidamente sin tiempo para evitar un cambio climático catastrófico.

El fracaso de la legislación no solo heriría políticamente a Biden, sino que también obstaculizaría los intentos de impulsar a otros países a tomar medidas más drásticas en las próximas y cruciales conversaciones climáticas de la ONU en Glasgow, Escocia.