Casi 13 millones y medio de ciudadanos tendrán en sus manos el domingo la elección de un presidente para que complete en Ecuador el mandato de Guillermo Lasso hasta 2025, después de una campaña inusualmente cargada de violencia que puso en primer plano las propuestas sobre seguridad y desdibujó las socio-económicas, aunque los pronósticos señalan que será necesaria una segunda vuelta en octubre.

El asesinato del candidato Fernando Villavicencio y otros ataques a postulantes y dirigentes marcaron el tono de la breve campaña proselitista, de por sí inédita porque se trata de una elección apurada por la decisión de Lasso de usar la llamada "muerte cruzada", un mecanismo constitucional que nunca se había utilizado y que permite disolver el Parlamento y convocar comicios anticipados.

Cuando se abran las mesas electorales no habrán pasado dos semanas del shock que provocó el crimen a balazos de Villavicencio, a la salida de un acto en Quito, un hecho que terminó de poner en un primer plano la ola de violencia sin antecedentes de esta magnitud que afronta el territorio.

Otras víctimas en los últimos días fueron Agustín Intriago, alcalde de Manta, Ider Sánchez, candidato a la Asamblea Nacional, y Pedro Briones, dirigente de Revolución Ciudadana.

El accionar despiadado de bandas organizadas, muchas de ellas relacionadas con cárteles extranjeros del narcotráfico, regiones enteras del país controladas por el crimen, el sicariato como forma de saldar diferencias y hasta recurrentes masacres carcelarias constituyen un cóctel habitual desde hace meses.

Las cifras de homicidios se dispararon y en lo que va de este año ya se bordea el número de asesinatos de todo 2022.

Es lógico, entonces, que buena parte de la atención -y de los programas- haya estado puesta en qué proponen en materia de seguridad los aspirantes al Palacio de Carondelet.

Fuente: Télam