Muchos recordarán la película más intensamente “militante” en la que actuó Julia Roberts, en 2001, basada en un caso real: en épocas de feminismo menos explícito, una mujer sola y sin recursos económicos, es la protagonista central de un combate desigual contra una megacorporación: la Pacific Gas and Electric Company (PG&E), que sembró de cáncer la comunidad de Hinckley (California) esparciendo en las aguas al otro protagonista de la película: el cromo hexavalente (Cr VI).

La película resultó un éxito comercial y representó para Roberts un sinfín de premios, incluido un Oscar. La actualidad del caso, es bastante triste: según el informe estatal más reciente, el penacho de contaminación ahora puede extenderse más de 11 kilómetros desde el punto original, y la junta estatal de calidad del agua asegura que se está extendiendo más de medio metro por día. Además, el Wall Street Journal identificó repetidas instancias a lo largo de 25 años en las que P&G engañó a las autoridades reguladoras, retuvo la información requerida, no cumplió con las mejoras prometidas, se involucró en comunicaciones inadecuadas y obstruyó una investigación.

De la mano de los autos eléctricos, ¿vuelve el Cr VI?

Una investigación del periódico inglés The Guardian sobre la minería del níquel y la industria de los vehículos eléctricos encontró evidencia de que una fuente de agua potable cerca de una de las minas de níquel más grandes de Indonesia está contaminada con niveles peligrosos de cromo hexavalente (Cr VI).
La investigación también encontró evidencia que sugiere niveles elevados de infecciones pulmonares entre las personas que viven cerca de la mina.

El níquel, un componente esencial de las baterías de los vehículos eléctricos (EV), podría traer riqueza transformadora a un país donde el covid elevó el número de personas en situación de pobreza hasta el 10,19 %.
Sin embargo, las personas que viven en la remota isla de Obi, que recientemente se ha convertido en el hogar de una de las minas de níquel más grandes de Indonesia, solo quieren agua limpia y segura.

En el borde este de la isla de Obi está Kawasi, la localidad donde se desarrolló la investigación. Imagen: Google Maps
En el borde este de la isla de Obi está Kawasi, la localidad donde se desarrolló la investigación. Imagen: Google Maps

A diferencia de otros minerales utilizados para impulsar vehículos eléctricos como el cobalto y el litio, que ya se han relacionado con daños ambientales y abusos de los derechos humanos, la cadena de suministro del níquel hasta ahora no ha sido analizada exhaustivamente. Y esto, a pesar de que el níquel es un mineral con vieja historia extractiva debido al rol preponderante que jugó en la metalurgia del acero y las aleaciones por sus características peculiares.

Las empresas mineras que operan en la isla de Obi dicen que sus trabajos no representan una amenaza para las comunidades locales. Sin embargo, en el pueblo de Kawasi, la gente tiene miedo.
Las muestras de agua tomadas por The Guardian cerca de Kawasi y analizadas en laboratorios certificados por el gobierno local presentan niveles de contaminación por cromo hexavalente (Cr6), el carcinógeno de “Erin Brockovich”, por encima de los niveles permitidos.

La imagen de la pequeña comunidad de Kawasi con el complejo minero detrás. Imagen: The Guardian / Adlun Fiqri Pramadhani
La imagen de la pequeña comunidad de Kawasi con el complejo minero detrás. Imagen: The Guardian / Adlun Fiqri Pramadhani

La clínica de parteras de la aldea le informó a The Guardian sobre más de 900 casos de infecciones respiratorias agudas (IRA), potencialmente mortales, entre los aproximadamente 4,000 residentes de Kawasi en 2020. Se informó que más de la mitad de los casos fueron en recién nacidos o niños pequeños de menos de cuatro años.

Según los funcionarios de salud de Indonesia, la prevalencia de IRA en Kawasi fue de poco menos del 20 % en 2020, en comparación con un promedio nacional del 9 %. Aparte de la clínica de parteras, no había ningún centro de salud local activo en el pueblo cuando The Guardian lo visitó.

“La diferencia [desde que comenzó la minería] es enorme. La playa todavía estaba limpia, el mar no estaba tan fangoso ni rojo. La gente todavía pescaba frente a sus casas”, dice una enfermera que vive en el pueblo desde 2009, antes de que la mina comenzara a operar. “La tendencia en la suba de casos de IRA comenzó al mismo tiempo que comenzó la exploración minera”, agrega la enfermera.

En el pueblo, se puede escuchar el crujido constante y el ruido de las grúas mientras distribuyen sus cargas alrededor de las concurridas operaciones mineras. El sitio, valuado en mil millones de dólares, es propiedad de Harita Group con sede en Indonesia y Lygend Mining de China. Extrae y procesa níquel para usar en baterías EV.

Así lucía el complejo minero con que Vale explotaba níquel en Birchtree, Candá, antes del cierre definitivo en 2017. Imagen: condorchem.com
Así lucía el complejo minero con que Vale explotaba níquel en Birchtree, Candá, antes del cierre definitivo en 2017. Imagen: condorchem.com

El productor chino de componentes de baterías GEM ha firmado un acuerdo para comprar níquel a la empresa PT Halmahera Persada Lygend. GEM suministra componentes de batería a muchos de los principales fabricantes de baterías para vehículos eléctricos del mundo, incluida CATL, de propiedad china, que controla alrededor del 30 % del mercado mundial de baterías.
Es probable que los adquirentes finales sean muchas de las marcas de vehículos eléctricos más conocidas como los automóviles vendidos por Mercedes-Benz y Volkswagen (VW).

Todo indica que, en medio del auge de los precios del níquel y en medio de una verdadera "carrera de baterías", la competencia por desarrollar minas no tuvo correlato en la supervisión regulatoria, que parece ir a otro ritmo. En Argentina diríamos: “Mientras las minas van en ascensor, la supervisión sube por la escalera”.

Las muestras de agua recolectadas por The Guardian de una fuente a menos de 200 metros del sitio de la mina y analizadas en laboratorios certificados por el gobierno sugieren altos niveles de contaminación con el cancerígeno Cr VI: 60 partes por billón (ppb). El nivel máximo de contaminante permitido por ley en Indonesia es de 50 ppb.
La fuente de la que se tomaron las muestras del Guardián sale de las rocas sobre Kawasi; los aldeanos afirman que es su única fuente de agua para beber, bañarse y lavar frutas y verduras.

El Cr VI puede causar daño hepático, problemas reproductivos y daños en el desarrollo cuando se ingiere o inhala. La exposición a largo plazo a través del agua potable también se ha relacionado con el cáncer de estómago. La evidencia demuestra inequívocamente que el cromo hexavalente en el agua potable puede ser el resultado de procesos industriales.

La respuesta oficial

En respuesta a las acusaciones de niveles inseguros de Cr VI, la compañía dijo que las pruebas que había realizado en el agua de manantial de Kawasi entre 2013 y 2021 mostraron que cumplía con los estándares de calidad del agua establecidos por el gobierno, con resultados de contenido de Cr VI en el rango de 5 a 40 ppb. Dijo que sus pruebas mostraron que no hubo descarga de Cr VI de su sistema o impacto en la calidad del agua de los manantiales de Kawasi.

Halmahera Persada Lygend dijo que los impactos positivos y negativos de sus proyectos se evaluaron en un análisis de impacto ambiental, que fueron revisados y aprobados por el gobierno. También dijo que las oficinas ambientales provinciales y distritales realizaban regularmente inspecciones del sitio para revisar las operaciones de la empresa y tomar muestras para su análisis si fuera necesario.

Fuente: The Guardian