El próximo domingo habrá elecciones presidenciales en Perú, al mismo tiempo que se llevará adelante la segunda vuelta electoral en Ecuador.

Ambos escenarios, bastante diferentes entre sí, podrían llegar a cambiar parte del mapa regional de lo que viene siendo América Latina.

Mientras que en Ecuador hay un favorito claro, el ex ministro de Economía de Rafael Correa, Andres Araúz; en Perú, de acuerdo a la mayoría de los sondeos, existe un empate técnico entre los seis candidatos a ocupar la Casa de Pizarro. La crisis política peruana es tal que en el marco de apenas un solo período presidencial, el país ya tuvo cuatro mandatarios diferentes, además de la nutrida lista de ex presidentes que pasaron por la cárcel.

En un contexto de extremo hastío con la clase política tradicional, sumado a una inestabilidad institucional ya endémica, la incertidumbre reina en el Perú. A esto hay que agregarle un escenario bastante complicado con la pandemia, donde el país tiene los peores números de fallecidos cada millón de habitantes de todo América Latina.

Se trata de los comicios, a priori, más fragmentados de la historia reciente peruana, donde, además, los primeros puestos cosechan los apoyos más bajos que se recuerden en sondeos.

Entre los candidatos con posibilidades reales de salir triunfantes el domingo se encuentran Keiko Fujimori, hija del ex dictador, quien se encuentra condenado por delitos de lesa humanidad y podría ser indultado si su heredera política llega al poder.

Los otros candidatos oscilan del centro a la derecha liberal tradicional, pasando por la extrema derecha, y la izquierda o el progresismo. Entre ellos se encuentran el economista neoliberal Hernando de Soto, el ex futbolista de centroderecha George Forsyth, el ex diputado de derecha Yonhy Lescano, el candidato de la ultraderecha, Rafael López Aliaga, y la única contendiente de izquierda progresista, Veronika Mendoza.

De acuerdo a la mayoría de los sondeos, ningún de ellos supera el 12%, y todos oscilan entre ese número y el 8%.

Por ello, el escenario es extremadamente impredecible, y prácticamente cualquiera de los seis candidatos principales podría pasar a la segunda vuelta.

A Mendoza, quien se presenta por segunda vez a las elecciones presidenciales, se la acusa desde la derecha de ser una representante del “chavismo” en Perú. Lo cierto es que la candidata de Juntos por Perú, de 40 años, ha demostrado tener un discurso con creatividad y audacia que loga apelar a los sectores jóvenes, desencantados de la política de su país. Además de ella hay otras dos fuerzas de izquierda que se presentan a las elecciones que no alcanzan demasiado vuelo en los sondeos. A su vez, López Aliaga, quien asegura ser el “Bolsonaro peruano”, cosecha cada vez más apoyos por derecha de los sectores ultra conservadores del Perú.

Mientras tanto, en Ecuador, la gran mayoría de las encuestas auguran una victoria del joven Andrés Araúz. Si bien, el escenario todavía permanece abierto, el candidato de Unión por la Esperanza aventaja al empresario Guillermo Lasso, hombre de la centroderecha tradicional e histórico rival de Rafael Correa. En caso de ganar, Araúz re editaría de alguna manera lo sucedido en Bolivia, donde el ex Ministro de Economía de Evo Morales, Luis Arce, llevó nuevamente a su partido al poder tras la salida del país de su líder.

Lo cierto es que Perú se aproxima a las elecciones con mayor incertidumbre desde la recuperación de la democracia durante la década de los ochenta. En Ecuador hay algunas certezas más, ya que todo parece indicar que volverá el correísmo al país. Probablemente, también lo haga el ex presidente, actualmente exiliado en Bélgica debido a la persecución judicial impulsada por el gobierno de Lenin Moreno.

El escenario regional en América Latina comienza a reconfigurarse. El tiempo dirá en qué dirección lo hace.