En medio del recrudecimiento de los contagios de coronavirus en Europa, tanto Francia como Alemania se aprestan a endurecer las restricciones, para intentar controlar la situación y que sus sistemas de salud no colapsen.

Las cifras resultan alarmantes, ya que en el continente se registraron más de 11.700 muertes en la última semana, lo que implica un incremento del 37 por ciento con respecto a la semana anterior.

La canciller alemana, Angela Merkel, se reúne con los líderes estatales para evaluar cierre de restaurantes y bares, como también instalaciones culturales y de ocio, durante cuatro semanas, aunque permanecerían abiertos colegios y guarderías y se permitirán paseos públicos solamente de integrantes del grupo familiar.

Asimismo, Merkel reconoció que son "medidas duras y onerosas", no obstante lo cual pidió "un esfuerzo nacional" durante noviembre, para frenar la segunda ola de contagios de coronavirus.

El ministro de Salud alemán, Jens Spahn, aseveró que "si esperamos hasta que las unidades de cuidado intensivo estén llenas, será demasiado tarde".

Por su parte, el presidente de Francia, Emanuel Macron, ofrecerá un discurso televisado, donde se espera anuncie más restricciones de circulación, tras imponer el toque de queda en gran parte del país, la semana pasada..

El primer ministro francés, Jean Castex, advirtió a los legisladores que, de no tomar severas medidas,  las terapias intensivas del país estarán saturadas el 11 de noviembre. 

Cabe señalar que Francia registró más de 50 mil casos nuevos de coronavirus en un día, ante lo cual se dispararon todas las alarmas.

Aún así, se espera que las restricciones no sean tan extremas como las de marzo y abril, y que, tanto escuelas como la mayoría de los negocios, sigan funcionando aunque con los limites de circulación que se decidan.

De todas maneras, se descuenta que el impacto sobre las economías será importante, echando por tierra la leve recuperación experimentada durante el verano boreal. De hecho, las bolsas europeas se desplomaban en esta jornada, llegando a los peores índices desde junio y el euro se devaluaba frente al dólar.