La huelga estudiantil que gestó acumula casi 70 semanas, pero la misma fue sólo el puntapié inicial para Greta Thunberg, que por estas horas se apresta a llegar a la Cumbre del Clima que se realiza en Madrid.

La joven de 16 años sufre del Síndrome de Asperger, que conlleva un leve trastorno autista, y enfocó desde su posición la lucha contra la contaminación a nivel ecuménico, iniciando en su colegio y traspasando fronteras con el paso del tiempo.

La travesía de la sueca tuvo su inicio el 13 de noviembre, cuando partió desde Salt Ponds, Virginia, para atravesar el océano Atlántico a bordo de un catamarán. Evitando ir en avión por la contaminación, está acompañada de su padre Svante, la navegante profesional británica Nikki Henderson y la familia propietaria de la embarcación: Elayna Carausu, su pareja Riley Whitelum y el bebé de ambos, de 11 meses, Lenny.

Vía redes sociales, Thunberg transmite alternativas de su incursión, en la cual señaló pasar el tiempo “escuchando audiolibros, jugando a los dados, cuidando del pequeño Lenny y teniendo interminables charlas sobre el clima”.

La adolescente permaneció en Estados Unidos desde la realización de la Asamblea anual de las Naciones Unidas, realizada en septiembre, con una agenda vinculada al cambio climático, que incluyó hasta un paseo con uno de sus admiradores, Arnold Schwartzenegger.

Su idea era permanecer en el continente porque la Cumbre en cuestión estaba planificada para realizarse en Chile, aunque la implosión social en el país llevó a las autoridades a suspender allí su realización.

El arribo del catamarán, estimado, será este martes, y a Lisboa. Allí había un compromiso de brindar un discurso en el Parlamento portugués, aunque tampoco dieron a conocer de qué modo llegarán a Madrid. Por tierra, los autos eléctricos y los trenes fueron los escogidos para movilizarse.