En 2011, 38 años después de la muerte del poeta y escritor Pablo Neruda, Manuel Araya, chofer de la figura de las letras, dijo que su empleador había sido envenenado cuando se encontraba internado en la Clínica Santa María, en Santiago de Chile. 

Neruda atravesaba un cuadro sensible a causa del cáncer de próstata con metástasis: el certificado de defunción señaló en su momento que el deceso se produjo por una “caquexia cancerosa”.

El poeta murió sólo 12 días después del golpe comandado por Augusto Pinochet, razón por la cual desde siempre y hasta hoy existen sospechas acerca de las verdaderas causas de muerte. 

El testimonio de Araya generó la acción del Partido Comunista de Chile, que presentó una querella en el año 2011. Este 2023, la investigación cumple 12 años arrojando más las dudas que certezas.

La polémica se instaló a inicio de esta semana, cuando aún no expedidos el tribunal científico ni los peritos, Rodolfo Reyes, sobrino de Neruda, manifestó al diario El País de Madrid que su tío fue envenenado: “le fue inyectada un arma biológica”, dijo. 

La familia de Pablo Neruda asegura que el escritor murió envenenado

Las pruebas, encargadas a un laboratorio de Dinamarca y otro de Canadá, determinaron, según el sobrino de Neruda, que el origen de la sustancia era endógeno, lo que supone que le fue “inyectado” en vida. La tesis plantea que la sustancia corrió por el torrente sanguíneo hasta quedar alojada en la pulpa de la pieza dental, la que se escogió para examinarla pues es considerada una zona estéril: no debía tener ni caries ni tapaduras.

Este nuevo material, sin embargo, no es vinculante para la decisión final de la jueza Paola Plaza, quien lleva adelante el expediente. Cabe mencionar que los resultados del primer panel que analizó los restos del poeta en 2013, el mismo año que se exhumó su cadáver, había determinado que la causa de muerte había sido el cáncer de próstata. El segundo informe internacional, datado en 2017, encontró la presencia de Clostridium botulinum en el molar y desestimó que falleciera por su enfermedad. Se abría, así, nuevamente la polémica.

Una cuestión no menor son los antecedentes y métodos de la dictadura de Pinochet: por ejemplo, el estudio de los procesos de envenenamientos ejecutados en contra de opositores al régimen, todos posteriores a la muerte de Neruda. En 1976 y 1977 hubo dos homicidios con gas sarín, que tienen fallos por ahora solo en primera instancia. 

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Tras la entrega del último informe, será la jueza Plaza quien deba tomar una decisión y responder a la pregunta de cómo murió Pablo Neruda, si fue por causas naturales o por envenenamiento. Seguramente, luego del pronunciamiento de la jueza, las dudas continuarán.

Con información de El País