La semana no había comenzado bien. Se supo que el Papa dijo en la Conferencia Episcopal Italiana en un encuentro con 200 sacerdotes: "Ya hay demasiado mariconeo" para indicar que a los hombres homosexuales no se les debería permitir ingresar a seminarios para el sacerdocio, puntualizando que allí ya había un aire de frociaggine, que podría ser traducido como "mariconeo" o "mariconería". 

Y tan pronto se supo, se armó un revuelo tal que inmediatamente el Vaticano alegó en un comunicado que el pontífice no quiso ofender a nadie y pidió disculpas a aquellos que se hayan sentido "heridos por el uso de una palabra". Lo cierto es que el daño ya estaba hecho.

Pero como si estuviese enfrascado en una operación de descrédito de su imagen o como si no tuviese conciencia de que sectores del propio vaticano están esperando cualquier desliz para exponerlo, volvió a hacerlo. Ahora les tocó el turno a las mujeres, a las que calificó de chismosas.

El cable lo emite el sitio de noticias web Info Católica y allí se informa que, reunido el Papa con 72 sacerdotes de Roma ordenados en los últimos diez años en el templo de Gesù Divin Maestro de la capital italiana, el Pontífice les pidió que dejaran de lado los chismes: “Sé que en las parroquias muchas veces se entra en cotilleos. Los chismes no ayudan. Los chismes son cosas de mujeres. Nosotros tenemos pantalones, tenemos que decirnos las cosas a la cara”.

Se comprende que la intención sería la de pedir transparencia en los debates. Pero demasiada agua ha corrido bajo el puente del sexismo y los estereotipos, como para tirar más leña al fuego. ¿Es que acaso no hay hombres chismosos? podría ser el primer cuestionamiento.

También se sabe que el origen de la filtración es del sitio “Silere non possum”, portal que fue decisivo para que la Santa Sede no dejara pasar el caso de los abusos del ex Padre Marco Rupnik, un esoloveno acusado de abusar sexualmente de al menos nueve religiosas, que fue expulsado de la Compañía de Jesús el 15 de junio de 2023 por no haber respetado las restricciones que se le impusieron.

No parecen buenas noticias, el mismo día en que el Papa se reunión con la cúpula de la Conferencia Episcopal Española para que los obispos le anticipen el plan de reparación a las víctimas de abusos sexuales en España. El tema está al rojo vivo: es que el periódico El País acaba de entregar un quinto informe que eleva a más de 1.500 los acusados de pederastia en la Iglesia con acusaciones a 87 clérigos y laicos.

Corrupción en Roma.

Lo cierto es que el contexto de estas revelaciones, es un debate muy complejo sobre el fenómeno de la corrupción en la crucial diócesis romana.

El Papa también afirmó en ese encuentro: “En la diócesis de Roma hago muchas cosas que el vicario me dijo que hiciera. Lo que hay en la diócesis son problemas de corrupción, lo tengo claro. Problemas de corrupción. Intento con los obispos auxiliares encontrar soluciones a esto, resolver. La semana pasada recibí información: esto es problemático. Tenemos que hablar de esto».