La aerolínea australiana Qantas Airways pidió a sus altos ejecutivos que trabajen durante tres meses como manipuladores de equipaje a tiempo completo para tratar de paliar la crisis laboral que atraviesa por la escasez de mano de obra para esos puestos.

La compañía busca al menos 100 voluntarios entre sus filas para realizar turnos de trabajo en los aeropuertos de las principales ciudades australianas, Sídney y Melbourne, según ha asegurado el director de operaciones, Colin Hughes, en un comunicado a los gerentes.

Los puestos a ocupar tienen encomendada la carga y descarga de equipaje y la conducción de los vehículos que llevan las maletas a los aviones y entre terminales del aeropuerto. Los que se presenten como voluntarios deberán poder mover maletas de hasta 32 kilogramos, según la nota. Las jornadas serán de tres o cinco días a la semana, en turnos de cuatro o seis horas al día.

Esta petición entre los trabajadores de su oficina central no es nueva en la aerolínea, ya que el personal de Qantas ha estado ayudando en los aeropuertos durante las vacaciones. Si bien es cierto que el llegar al punto de reclamar este esfuerzo a sus ejecutivos deja patente la enorme dificultad que atraviesan la compañía y el sector tras la pandemia y el repunte de los viajes en este año. 

El Covid ha afectado al sector aéreo más que a ningún otro. Y ahora, en el retorno a algo parecido a lo que era normal antes de la pandemia, la industria está teniendo muchos problemas para retomar sus servicios al mismo nivel. Qantas es una de las afectadas y ya se ve en una situación límite para mantener su actividad. La aerolínea australiana canceló el 8,1% de los servicios nacionales programados en junio, el porcentaje más alto entre las que operan en el país.

“Los altos niveles de gripe invernal y un pico de Covid en la comunidad, junto con el mercado laboral ajustado en curso, hacen que la obtención de recursos sea un desafío en toda nuestra industria”, ha explicado Hughes en declaraciones a la cadena BBC. 

El sector aéreo despidió a miles de empleados durante la pandemia, muchos de los cuales eran personal de tierra. En el caso de Qantas, subcontrató en noviembre de 2020 más de 2.000 trabajadores con ese rol, pero la aerolínea llevó a cabo, asimismo, miles de recortes de puestos de trabajo en su esfuerzo por limitar los números rojos de aquel ejercicio. Estos ajustes laborales provocaron que el mes pasado incluso llegara a disculparse con los pasajeros tras numerosas quejas por retrasos y equipaje perdido.

El de Qantas no es un caso aislado, aunque le afecta la situación particular de Australia, uno de los países más restrictivos en la movilidad aérea por la crisis del coronavirus.

Camberra empezó a aliviar las medidas el pasado noviembre, pero desde entonces Qantas no ha sido capaz de recuperar su mano de obra al mismo ritmo al que se recuperaban los viajes. Algo similar ha ocurrido en otros países europeos como Holanda o el Reino Unido, donde aerolíneas y aeropuertos también sufren la escasez de personal, lo que ha provocado retrasos y cancelaciones durante los períodos de vacaciones.

De hecho, aeropuertos como Heathrow (Londres) han puesto un límite al número de pasajeros durante el verano para ayudar a gestionar la demanda, lo que ha llevado a algunas aerolíneas a suspender la venta de billetes para determinadas rutas.

Fuente: El País.