Después de tres días de una pelea con ribetes insólitos e irracionales, este acuerdo parcial entre el vicepresidente y su vice deja una ganadora: Cristina Fernández, aunque de ninguna manera debe pensarse que el enfrentamiento concluyó. Más bien ocurre todo lo contrario.

Este pacto pegado con alfileres continuará hasta el 14 de noviembre con el objetivo primordial de achicar los márgenes de la más que probable derrota en las urnas de medio término.

De las seis caras nuevas en el gabinete, cuatro fueron funcionarios durante alguno de los dos mandatos de Cristina: Juan  Manzur (designado jefe de Gabinete), Alberto Fernández (Seguridad), Daniel Filmus (Ciencia y Tecnología) y Julián Domínguez (Agricultura).

Eso, más el sostenimiento de Eduardo “Wado” de Pedro en el estratégico Ministerio del Interior, se convierten en rounds ganados por la vicepresidenta. Hay que recordar que en su enérgica carta, exigió cambios de nombres y políticas económicas.

Aunque dijo que ella no había pedido la renuncia del ministro de Economía, siempre estuvo claro que quería cambios urgentes. Sin embargo, el bamboleante Alberto Fernández pudo sostener a Martín Guzmán, deberá verse qué perfil se le da a esa cartera en las próximas semanas. Si se pone en marcha una política activa para inundar de pesos el mercado y los bolsillos de la gente, o continuar por el defendido por el jefe del Palacio de Hacienda durante su gestión. Todo hace presumir que se usarán los dólares que envió el FMI para esto y eso se desprende de un DNU emitido en las últimas horas.

Santiago vale un gol

Alberto festeja como si fuera el gol en una final que su alfil predilecto, Santiago Cafiero, continúe en el equipo de colaboradores presidenciales, aunque en otro rol. Lo trasladó a la Cancillería destronando a Felipe Solá, quien viajaba a México para representar al país en la cumbre de la Celac. El ahora ex ministro se enteró de boca del propio Cafiero, en una escala del vuelo, tanto del reemplazo como del nombre del reemplazante. Decir que se trató de un papelón, es poco.

Al vocero presidencial Juan Pablo Biondi Cristina también se lo comió con su carta. Y hay que apuntar también que la jefa única del kirchnerismo no resignó ninguno de sus referentes en el gabinete. No cayó ningún ni ninguna cristinista de pura cepa, a pesar de las renuncias presentadas.

La carta fue la mano de KO de la propia presidenta, que anteriormente se había expresado a través de audios dirigidos por la diputada Fernanda Vallejos a un tal Pedro. Obviamente, tanto la maniobra como el contenido de lo que se dice son ejemplos de torpeza y de una ordinariez espeluznante.

De todas maneras, el final todavía no se escribió. Obviamente, las próximas semanas serán cruciales para el gobierno nacional y, especialmente para los 45 millones de argentinos que observan impávidos este combate de dinosaurios.

Con los gobernadores y sin Schiaretti

El viaje de Alberto a La Rioja con algunos de sus ministros y Sergio Massa es también un intento para decir que los gobernadores peronistas respaldan al presidente, lo que sin dudas no es poco en una administración que se presume federal, aunque a veces no se note.

Es un dato que de el encuentro en tierras riojanas no haya participado Juan Schiaretti, quien mandó a decir que no fue porque está “lejos de todo eso”, pero también porque ni siquiera fue invitado.

La excusa de la Casa Rosada es que fueron convocados todos los gobernadores del Frente de Todos y “Schiaretti no forma parte de esta coalición”.

Para Oscar González, el titular provisional de la Legislatura, la pelea entre el presidente y la vice fue un acto de irresponsabilidad y evitó cualquier tipo de acercamiento con las autoridades nacionales. “Nosotros nos dedicamos a seguir gobernando porque el país hace una semana que está parado”,  indicó un ministro provincial con tono de chicana y reclamo.

Sin embargo, ningún schiarettista asume la situación que tiene Córdoba que puede definirse como marginal. Y toda marginalidad trae sus riesgos, como bien se sabe. Pero la buena noticia que recibió el gobernador es la continuidad de De Pedro, un cristinista de pura cepa con el cual creó muy buenos vínculos en el último año y medio.

Desde la barricada opositora, en Juntos por el Cambio hacen cola para decir que esta pelea es una gigantesca bomba de humo para ocultar la paliza electoral que sufrió la coalición oficialista en todo el país. Luis Juez y Mario Negri encabezan esta galería de referentes políticos que opinaron sobre el punto.

Como efecto colateral, en Córdoba Juntos por el Cambio y el peronismo schiarettista se vieron beneficiados porque nadie habla que el 12 de setiembre hubo un urnazo y Juez pasó con una aplanadora. Para eludir los efectos nocivos, Hacemos por Córdoba eligió una salida casi graciosa: festejó haberle ganado al kirchnerismo cordobés. Durante toda la tarde, operaron difundiendo un boca de urna falso (o muy errado) que daban ganadora a la lista de Alejandra Vigo. Pero eso, con todo lo que pasó, ya está en el olvido de la mayoría.

El fin de semana parece que concluirá sin otras novedades  que hagan pegar un salto de la silla, en total calma. Ojalá no sea calma chicha, aunque en Argentina nunca se sabe. Esta batalla la ganó Cristina. A partir del 15 de noviembre se dará una nueva guerra de dinosaurios. Será una guerra política y ninguno desaparecerá.