Las palabras del ministro de Desarrollo Social, Carlos Massei, hicieron ruido cuando aseguró en Canal 10 que más del 50 por ciento de los cordobeses recibe algún tipo de ayuda social, ya sea de la Nación o de la Provincia

Más allá de las eventuales réplicas y posibles polémicas y análisis que genere semejante afirmación, en la base queda algo muy claro y si se quiere obvio: estamos muy mal.

Si algo más de la mitad de la población tiene que acudir al Estado para solucionar sus problemas económicos, laborales, habitacionales y educativos, entre otros, quiere decir que el país no da oportunidades, independientemente de las crisis de coyuntura o estructurales. Y esto va más allá de la pandemia. Argumentar que la situación está como está por la irrupción del coronavirus en el mundo, es simplificar el problema o bien  acotarlo.

Nación y Provincia afrontan la situación haciendo malabarismos con el fin de evitar desbordes.

Cuando la nueva cúpula policial de la provincia de Córdoba habla de reformar el período de instrucción de los futuros policías, debe tener en cuenta también que con los problemas económicos irresueltos, la inseguridad crece de manera automática. No hay que ser demasiado perspicaz para comprender que la pobreza invita a delinquir.

De todas maneras, es verdad que una muy buena educación en los niveles de formación, convierten a la Policía en una institución más confiable.

Massei también puso paños fríos sobre la posibilidad siempre latente de algunos desbordes sociales en diciembre próximo. Aclaró que la provincia está trabajando en el tema y relativizó conflictos.

Cada año, cuando se acercan las fiestas navideñas, suelen profundizarse los pedidos de ayuda social y en algunas ocasiones se generaron problemas serios ante protestas que llegaron a tener picos violentos.

En esto es fundamental el trabajo en tándem de la Provincia y la Nación, dejando de lado los alineamientos políticos. El gobernador Juan Schiaretti no será nunca kirchnerista ni albertista, pero en los últimos tiempos ha dejado de ser un opositor interno o al menos ha dejado de confrontar.

Las Paso pasarán

La situación económica y, fundamentalmente, el escenario político han llevado al jefe del ejecutivo provincial a morigerar su posición y actuar dentro de lo que se puede denominar el esquema peronista.

No es casual que haya salido a hablar de la conveniencia de suspender las elecciones Paso el año que viene, tal como lo quiere el justicialismo nacional. Esta estrategia, según fuentes partidarias, indica que una vez por semana se escuchará la voz de un gobernador o cacique justicialista pidiendo que se deje de lado esta elección fue ideada por Néstor Kirchner hace más de una década.

El fallecido expresidente lo hizo con un una idea concreta: la Paso son una interna abierta y obligan a los perdedores a no presentarse en los comicios generales por afuera de las estructuras partidarias por las que participaron.

Esas Paso dejaron maltrecho a Mauricio Macri, quien fue derrotado en las urnas de esa compulsa electoral, celebrada en agosto de 2019. Como si eso fuera poco, el perdedor goleado al otro día creó un estrépito cuando dio una conferencia de prensa en la que mostró su enojo porque la gente no lo había votado. De manera automática, el dólar aumento casi el 50 por ciento y las estructuras económicas crujieron. En las elecciones generales de octubre, Alberto Fernández volvió a vencer.

Poco más de un año después, Alberto Fernández y todos los peronistas saben que aquellas victorias quedaron muy lejos y que necesitan imperiosamente deponer personalismos. Por eso, es más que posible que en Córdoba, por ejemplo, el PJ se presente con una lista de unidad para hacer más decorosa la previsible derrota en la elección legislativa de 2021. Aquí el macrismo es fortísimo y, de no aparecer un Nerón antes de esos comicios, Juntos por el Cambio podrá mostrar un triunfo claro. Pero una cosa es ganar 8 a 2 y otra 6 a 4.