El hisopado positivo de Donald Trump puede definirse como un bombazo a la altanería y petulancia con la que el presidente de los Estados Unidos se lleva muy bien.

Sin embargo, la fanfarronería que el poderoso empresario exhibe desafiante perdió por goleada contra un virus al que siempre subestimó.

Debe haber sido vergonzoso para el mandatario tener que reconocer por Twitter que el  Covid 19 lo había capturado, lo cual lo obligará a permanecer internado unos días para seguir la evolución y seguir un tratamiento médico experimental, según el parte médico.

Esto cambia totalmente el desarrollo de la campaña electoral que entró en un nuevo estado y que complica más a los republicanos que vienen en baja, según la mayoría de las encuestas. Podrá decirse con razón que esto no es garantía de nada porque las fallas en los sondeos verificadas durante los últimos años en buena parte de mundo son absolutamente comprobables.

Trump apostaba a los viajes por todo su país en las últimas semanas para sacar tajada y recuperarse pero este virus  lo dejó en la lona y conmovido. Sin embargo, desde el mismo momento en el que el mundo se anotició de la enfermedad, la estrategia oficial fue intentar poner al presidente norteamericano en el centro de la escena y decir que continuará trabajando desde las oficinas del Hospital Militar donde se encuentra internado.

Según informaciones procedentes de Washington, el presidente no se alejará temporariamente de sus funciones. De resignar el poder, minga.

Lo que son las cosas; hoy se especula con la salud de Trump. Pensar que hace días, el cacique republicano desafiaba al mundo cuando sugería no usar barbijos ni tapabocas.

Los enigmas del desafiante

El retador a la presidencia, Joe Biden tampoco las tiene todas consigo porque debe afrontar un escenario inesperado, desconocido y sus asesores deberán planificar con urgencia una estrategia que lo inserte sin pasar sobresaltos.
Se sabe que el demócrata Biden no es Barak Obama, más bien todo lo contrario. El candidato es un hombre prolijo, sin demasiados brillos y muy calmo, que sólo en el primer debate contra el magnate se vio obligado a cambiar el paso ante las provocaciones de su rival.

¿Le conviene estos días cargar contra un convaleciente? ¿Debe desacreditarlo? Tiene que acostumbrarse estas dos semanas a combatir contra un fantasma.

De escuchar una catarata de agravios por día, tendrá que convivir con un silencio molesto. La campaña de Trump y sus ataques constantes sólo se sentirán en Twitter seguramente, lo que cambia el estado de las cosas. 

Biden deberá moverse con pie de bailarina para no salir dañado en esta nueva etapa, en la cual seguramente se postergará el segundo debate, previsto originalmente para el 15 de octubre en Miami. Como se dijo, a empezar de nuevo, con plan nuevo, estrategias nuevas y tal vez replanteo de giras y actos. ¿Le conviene acelerar o levantar el pie del acelerador como cortesía al rival?, se preguntan los estrategas de la campaña del ex vicepresidente de Obama, según consignan reportes internacionales. Y agregan: “Las opiniones no son unánimes”.

Qué le conviene a la Argentina

Estados Unidos genera el 25 por ciento del Producto Bruto Mundial, lo cual es lisa y llanamente una barbaridad en términos económicos. Con esa fortaleza, el poder estadounidense se siente en condiciones de avanzar sobre el resto con pata de elefante (y lo suele hacer con una frecuencia casi obscena). 

Consciente de las limitaciones y sumándose al concierto de naciones, el presidente Alberto Fernández envió a Trump un mensaje en el que se lamentó por la situación, pero lanzó un sugerente: “El virus no sabe de gobernantes ni gobernados”.

Lo cierto es que a nuestro país siempre le fueron más cómodas las administraciones demócratas, con algunas excepciones como la de George W. Bush, quien trabó una cordial relación con Carlos Menem y, entre largas tardes de golf, construyeron acuerdos amigables.

Argentina debe resolver su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que tiene a Estados Unidos como socio mayoritario. Alberto Fernández reconoce que los vínculos con Trump casi no existen Por eso, una victoria de Biden seguramente sería de gran conveniencia para la Casa Rosada hasta por una cuestión ideológica.

De todas maneras, empieza una etapa importante, se podría decir que clave para el mundo, con elementos que hasta hace un puñado de horas no figuraban en los planes ni del más osado.