Juan Schiaretti abrió su antepenúltimo período de sesiones ordinarias de la Legislatura como gobernador, con un discurso de 27 minutos y sin grandes novedades.

Su anuncio más importante, tal vez, fue el referido a la autovía que unirá Alta Gracia con la Serranita y Villa Ciudad de América.

Aseguró también que la educación y la salud serán temas prioritarios en su gestión, golpeada duramente por la pandemia que complica más de la cuenta a todo el mundo.

Desde lo político, no dio demasiadas pistas. En el tramo final del mensaje dijo que la provincia mantiene “una relación institucional correcta” con el gobierno del presidente Alberto Fernández y cerró con un contundente “Córdoba no para, no para, no para”, como para dejar en claro que el enunciado del “cordobesismo” sigue teniendo, para él, una vigencia absoluta.

La seguridad continúa siendo uno de los talones de Aquiles de Schiaretti, pero su referencia a este problema fue módica. Anunció la incorporación de autos, motos, domos, chalecos anti balas y un teléfono 911 para avanzar en la solución de los problemas. Nada más. No hubo referencia al crecimiento de los robos o de la violencia de género, por ejemplo.

Aunque no lo dijo, el gobernador está convencido que la inseguridad se combate creando fuentes de trabajo. Sin embargo, las circunstancias no están para teorizar sobre un tema especialmente sensible para la población y más si no hay demasiado nuevo para decir, más allá de la compra de algún equipamiento. Nada en profundidad.

Desde lo político, poquito y nada. Por detrás, se teje y se desteje con frecuencia diaria. El armado de las listas de candidatos al Congreso tiene que ver con el propósito del jefe del Ejecutivo provincial de no retirarse de la función pública en piloto automático.

Quiere que el último tramo de su tercer y casi seguro último mandato como gobernador también se caracterice por la obra pública que lo distinguió en sus etapas anteriores.

Por eso está dispuesto a canjear con el Gobierno nacional lugares en las listas por fondos de financiamiento de diferentes emprendimientos.

Sin embargo, las fuentes consultadas en en el oficialismo son claras. Un legislador provincial oficialista lo graficó con claridad: “ Schiaretti pone un solo condicionamiento, cual es que Alejandra Vigo sea la primera candidata a senadora nacional”. Allí se daría una gran colisión, porque el interés del gobernador choca con el del senador albertista Carlos Caserio, entusiasmado en buscar su reelección en la Cámara Alta.

Allí estará centrada la confrontación interna. Por las dudas, schiarettistas y kirchneristas/albertistas preparas sus “vidas propias”, mientras negocian con el ceño fruncido. Por ahora no hay demasiadas urgencias, pero como lo dice el lugár común, el tiempo vuela.