¿De qué se espantan quienes a toda máquina se oponen a la Reforma Judicial impulsada por el Gobierno Nacional ?, ¿ Cómo pueden defender a quienes extorsionaron , filtraron pruebas a “periodistas” , armaron causas y pergeñaron maniobras de las más insólitas para ensuciar , encarcelar y habilitar procesos absolutamente viciados de nulidad?.

En la inuguración de cada período anual , las autoridades judiciales se llenan la boca hablando de la “ independencia” , como si su carencia sólo fuera culpa de los otros Poderes y como si lograrla sólo dependiera de una autonomía en el manejo presupuestario. Pero muy posiblemente , el fortalecimiento institucional de la Justicia , deba comenzar desde adentro , recuperando las prioridades que jamás debieron perderse. Hasta el sentido común ordena que todo funcionario judicial debe propender a respetar la normativas y a hacerlas cumplir , a aplicar los Códigos y asegurar que todos seamos iguales ante la Ley , y que la Ley sea pareja para todos.

No pareciera ser difícil. Y si un magistrado no puede o no quiere defender el ABC del sistema , entonces , deberá dedicarse a otra profesión.

La discusión debe darse en el Congreso, con la más amplia participación de todos los sectores y señalando abiertamente a aquellos que intenten mentirle a los ciudadanos con la mezquina intención de sacar algún rédito político. Por supuesto , varios operadores mediáticos ya comenzaron a panfletear que la Reforma viene con “trampa” .

Afortunadamente , son muchos los jueces y fiscales decentes que día a día salvan la ropa de un poder cuya cabeza luce desgastada. Son inconcebibles las intromisiones indebidas , pero también es inconcebible que esas intromisiones sean permitadas , o que haya altos y bajos magistrados que defiendan intereses totalmente alejados del saludable equilibrio de la balanza del bien y del mal .

El temario de los posibles cambios deberá ser generoso y ojalá la población se involucre libre de manipulaciones y con espíritu constructivo. En nuestra Argentina , todos deberemos aceptar en algún momento que siempre es preferible la verdad desnuda , a la mentira disfrazada.