La elección de 2011 trajo un dato más que significativo: desde la recuperación de la democracia, fue la primera vez que el peronismo de Córdoba no presentó lista de candidatos al Congreso de la Nación.

No se trató de una maniobra altruista ni nada que se le parezca, fue un gesto de la provincia para que la Nación le abonara la deuda de 1.173 millones de pesos. La mitad correspondía a aportes para solventar el déficit de la Caja de Jubilaciones y el resto a obra pública comprometida.

La lista que ordenó levantar De la Sota estaba liderada por Carlos Caserio, el actual referente albertista en la provincia y primer candidato a senador nacional por el Frente de Todos
El escenario político de entonces era el siguiente: Juan Schiaretti transcurría el último tramo de su primera gestión como gobernador y José Manuel de la Sota había conseguido su reelección al frente del Ejecutivo provincial en el mes de agosto, en el medio de una fuerte pelea con la entonces presidenta Cristina Fernández.

Ese encontronazo estuvo motivado por el rechazó de De la Sota a aceptar que llevara como candidata a vicegobernadora a una figura del kirchnerismo. El fallecido ex mandatario provincial eligió como compañera de fórmula a Alicia Pregno, lo cual despertó la ira de los principales habitantes de la Casa Rosada. Cristina y Carlos Zannini encabezaban la lista que quejosos.
De la Sota se encontraba en San Pablo, Brasil, cuando Schiaretti mantuvo un diálogo personal con Cristina Fernández, a fin de superar las diferencias. El encuentro pareció dar buenos frutos porque días después, el gobernador casi saliente estuvo sentado en un lugar de privilegio en la cena por el día de la industria que se celebró en Tecnópolis y que tuvo a la presidenta como principal oradora.

Días después, casi sobre el filo de la expiración de los plazos para presentar listas de candidatos, la lista liderada por Caserio fue levantada. Lo acompañaban el sindicalista Omar Dragún, Claudia Martínez (actual funcionaria provincial y candidata a diputada por Hacemos por Córdoba) y Graciela Ruiz.

De inmediato, el peronismo provincial que conducía Caserio emitió un comunicado en el que argumentaba las razones por las cuales la boleta del PJ había sido retirada de la contienda electoral nacional.

Se trata de “un paso importante para una mejor relación entre la provincia y la Nación”, decía la nota firmada por Caserio y agregaba que se apuesta “al diálogo, la coincidencia y a una buena sintonía con el poder central”.

Más allá de la firma, el haber quedado excluido de la candidatura fue un indisimulable mal trago para Caserio quien, sin embargo, evitó cualquier tipo de expresión pública contrariando la decisión de su jefe político.

En esos comicios –en los que Cristina logró su reelección– el Frente para la Victoria ganó el tramo de legisladores nacionales con casi el 35 por ciento de los votos y conquistó cuatro bancas que fueron para Fabián Francioni, Nora Bedano, Mónica Gutiérrez y Daniel Giacomino.
Segundo lugar quedó el radicalismo con dos bancas (Mario Negri  y Patricia De Ferrari), tercero fue el juecista Frente Amplio Progresista que también sumó dos escaños (Jorge Valinotto y Graciela Villata) y luego Compromiso Federal, que consagró diputado a Edgard Muller.
La tregua se selló y hubo paz, pero luego la deuda por la Caja de Jubilaciones no se saldó y terminó en la Corte Suprema de Justicia.  Pasaron 10 años.