Los últimos días causaron una enorme polvareda en la política argentina, a partir de una revuelta policial en las narices del presidente Alberto Fernández y también por los sucesos que se desencadenaron después, algunos de los cuales tienen como protagonista central al gobernador Juan Schiaretti.

Ya sabemos del recorte de fondos a la ciudad de Buenos Aires para compensar a la provincia de Buenos Aires, y del enojo manifiesto pero respetuoso del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Para equilibrar los desfasajes, el jefe del Estado ajustó aportes a la reina del Plata y los derivó a la Policía del deshilachado distrito bonaerense.

Horas después, los gobernadores peronistas difundieron una carta/documento en el que expresaron su total respaldo a la medida pergeñada por Alberto Fernández. El único integrante de esa liga que no estampó su firma fue Schiaretti.

¿Qué pasó? Más allá del juego telenovelesco que se le quiere dar a la situación (que a Schiaretti nadie le avisó, que sí le avisaron) hay otros temas para mirar detrás de la cortina.

Ese documento llevaba el logo del Frente de Todos, del cual el cacique cordobés no se siente parte. Hay que recordar que antes de las elecciones presidenciales, los firmantes de la carta habían dado su expreso aval a la candidatura de los Fernández. Y el cordobés no se había sumado.

Pero más allá de esos detalles políticos, voceros del mandatario provincial observaron que existe un tema económico de extrema importancia en el medio de todo esto. 

“Córdoba juzga que las provincias quedan en situación de extrema fragilidad a partir de esta medida inconsulta del presidente Fernández”, observó la fuente. Y de inmediato puso el dedo en la llaga: “El acuerdo por la Caja de Jubilaciones está por afuera de la coparticipación federal de impuestos. ¿Qué garantía tenemos que no nos rebanen una tajada de esa torta? Estos tipos (por los kirchneristas) no tienen límites”.

Del otro lado del puente, rezongan contra el gobernador y lo acusan de “hacer la suya”, sin importarle nada y sin poner en contexto la situación del país.

Rodear la manzana

Fueron los kirchneristas los cuales le rodearon la manzana al gobernador con un mensaje político. Mandaron a decir por los medios que el Frente de Todos cordobés armaría una lista propia de candidatos a legisladores nacionales sin rubricar ninguna alianza con el peronismo schiarettista.

En paralelo, soldados del gobernador avanzaban en la conformación de un acuerdo en el que Córdoba sólo pedía el primer puesto de la lista de postulantes a senadores para Alejandra Vigo, la actual diputada nacional y esposa del gobernador. También un casillero en la nómina de aspirantes de a diputados nacional. Así lo rubrican expresiones de otros referentes del schiarettismo.
Recordemos que el enfrentamiento del jefe del Ejecutivo provincial con el senador Carlos Caserio –el armador de Alberto en Córdoba- tiene más vigencia que nunca.

Obviamente, a Caserio no le debe haber hecho mucha gracia el pedido de Schiaretti de colocar a Vigo al frente de las listas del Senado, puesto para el cual él se postula. Allí está probablemente otra de las claves de este entramado.

Lo cierto es que los intríngulis de Córdoba con la Nación no terminan ni hay nada que haga presumir que en el corto plazo terminarán. Desde el armado político hasta la sensible relación económica, todo se da en un clima caliente y tenso. Así son las cosas, por ahora.