Una familia tuvo que agrandar la fosa de un cementerio para poder enterrar a un ser querido ya que no había personal presente. Además, denunciaron que fueron maltratados por el intendente y su hijo tras quejarse por lo ocurrido.

El hecho fue en la localidad de San José del departamento de San Javier en Traslasierra. El sábado 10 de abril, familiares fueron al cementerio municipal a darle sepultura a Antonia Hernández que había fallecido por COVID-19.

"Cuando llega el momento de inhumación de mi abuela, nos presentamos en el cementerio a la hora pactada por la Municipalidad. No había personal que nos indicara dónde debía ser sepultada", afirmó Alejandra Toledo, una de las nietas, a Crónica Matinal.

En el momento, se presentó Carina Díaz, directora de Acción Social y del COE local, que les dijo que no podían poner el ataud de su abuela en el nicho que tenía ya reservado y que, por cuestión de fallecimiento por COVID-19, debía ser enterrada en una fosa.

Al trasladar al lugar de enterramiento, los familiares se percataron que las fosas que ya estaban cavadas eran chicas para el tamaño del ataúd. Sin personal, los nietos de Antonia debían agrandar la fosa. "Estuvimos todo el día bajo la lluvia, mojados y con frío", remarcó la nieta.

Como estaba oscureciendo, los familiares protestaron y pidieron que llegara personal del cementerio. Sin embargo, a la hora arribó el intendente Hugo Gómez y su hijo Matías Gómez.

Alejandrá afirmó que Matías Gómez los agredió verbalmente. "Nos empezó a gritar como en una cancha de fútbol y nos dice que nos fuéramos todos  que dejáramos el féretro ahí", expresó.

"Nos negamos a irnos y a dejar ese féretro en es baldío que estaba en una situación deplorable", agregó

Finalmente, el intendente accedió a que el féretro fuera depositado en el nicho que ya tenían reservado previamente.