La vacuna de Oxford-AstaZeneca contra el coronavirus podría ser aprobada este lunes en el Reino Unido, con lo que se sumaría al lote de inmunizaciones que desarrollan diversos laboratorios en todo el mundo.

Se anuncia que su precio será de 4 dólares vs, por ejemplo, 19 dólares la de Pfizer y 35 la de Moderna.

La primera partida del componente activo, fabricado en la Argentina, saldrá hacia México el 18 de enero y se calcula que a fines de marzo y principios de abril estarán disponibles aquí varios millones de vacunas, parte de los 150 millones que se van producir para toda América Latina, salvo Brasil.

De manera solapada, desde Estados Unidos se siembran obstáculos a estos planes, limitando la venta de equipos --especialmente filtros-- necesarios para la fabricación de vacunas.

La segunda dosis de la Sputnik-V no será sencilla: tiene un antígeno que presenta dificultades de fabricación. 

Rusia está en condiciones de producir uno de los dos adenovirus, el que compone la primera dosis que envían. Pero tiene dificultades para el segundo adenovirus.

Está construyendo una gigantesca planta para multiplicar su producción, pero recién estaría operativa en febrero.

Por esa razón se menciona que las dosis que recibirá la Argentina -después del primer envío- provendrán de plantas en India y Corea del Sur.

La producción rusa estará destinada principalmente a vacunar a los propios rusos. “Nadie tiene la estructura necesaria para producir a los niveles que, sorpresivamente, se requieren ahora. Nadie esperaba esta pandemia”, explican en Salud.

A esto se agrega la dificultad que significa cierto boicot de las empresas norteamericanas que fabrican equipamiento para producir vacunas, en especial filtros.

Mientras, en la Casa Rosada continúa el diálogo con Pfizer-Biontech para ver si se puede destrabar el acuerdo con la empresa norteamericana-alemana.

En el mundo de los grandes laboratorios es un secreto a voces que la vacuna de O-A "es un gran peligro". Si se toma una base de 3.000 millones de vacunas necesarias, la diferencia de precios termina en casi 50.000 millones de dólares, una cifra fabulosa que no entraría a los bolsillos de algunas grandes empresas, en especial norteamericanas.

El laboratorio de Oxford fijó en su momento condiciones estrictas a la empresa farmacéutica que quisiera asociarse. No debía haber ganancias mientras durara la pandemia y tenía que fabricarse en muchos lugares del planeta.

La primera negociación fue con un laboratorio norteamericano, Merck Sharp & Dohme, con sede en Nueva Jersey, que terminó no aceptando las condiciones. En cambio el CEO de AstraZeneca, el francés Pascal Soriot, un hombre de pensamiento progresista, acordó con Oxford y por eso la vacuna es conjunta.

El gobierno de Estados Unidos negoció un acuerdo con Pfizer por 100 millones de dosis a cambio de 1.900 millones de dólares, es decir cada dosis a 19 dólares.

El acuerdo Oxford-Astrazeneca, ofrecido también a Washington, fue de cuatro dólares la dosis. Una diferencia descomunal. Ni hablar de la comparación con Moderna: cada dosis de O-A es 31 dólares más barata.

De las exigencias originales de Oxford, también se está cumpliendo con la obligación de fabricar en distintas partes del mundo.

El componente activo se está produciendo en la Argentina para toda América Latina, salvo Brasil, en el laboratorio mAbxience, en el que tiene acciones el empresario Hugo Sigman. Ni Insud, el grupo de Sigman, ni mAbxience venden a los gobiernos lo que se produce: el laboratorio ya tiene un contrato con AstraZeneca por 150 milllones de dosis del componente activo. El proceso es que se envía a México, donde el producto será terminado y entregado a O-A. Quien vende es O-A.

El cálculo es que O-A entregará millones de vacunas a la Argentina en la tercera semana de marzo y a principios de abril.

Está claro que parte de la guerra de las vacunas se da en las autorizaciones. Si se cumplen los trascendidos, la vacuna de O-A sería autorizada por el Reino Unido este lunes 28 de diciembre.

Las mismas fuentes prevén que la autorización de la Comunidad Europea se concretaría dos semanas más tarde, cerca de mitad de enero.

Más demorado está el trámite en la FDA de Estados Unidos. Es conocido que O-A tuvo que frenar los ensayos por el caso de una reacción adversa en una mujer, voluntaria, que experimentó una inflamación espinal, pero luego el diagnóstico fue desechado. Los ensayos se reiniciaron en una semana, aunque en Estados Unidos todo se demoró un mes. En O-A sugieren que la intención de las autoridades norteamericanas fue demorar la vacuna todo lo posible ya que, por el precio, era un competidor indeseado.

Según publica Página 12, en la Argentina, la documentación de la vacuna de O-A se presentará la semana que viene, al mismo tiempo que en Europa, y se confía en que esté autorizada mucho antes de que lleguen las dosis.