La población de mosquitos Aedes aegypti que vive en la ciudad de Córdoba presenta una gran variedad genética, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba y de Conicet. Este stock genético genera una población más resistente y con más poder de transmisión.

Walter Almirón, director del Centro de Investigaciones Entomológicas de Córdoba de la UNC y uno de los autores del trabajo le relató a DATA UNIVERSITARIA de Canal U que se realizó a partir de larvas de insectos recolectadas en unos 20 sectores de la ciudad de Córdoba. Se hallaron altos niveles de diferenciación genética entre las distintas poblaciones geográficas de estos mosquitos.

Según Almirón, esta variabilidad está asociada a una mayor capacidad para transmitir virus como dengue, zika y chikunguña y también a una mayor resistencia a los insecticidas, además de otras características de interés epidemiológico.

El investigador alertó que en siete días, se duplicaron los casos de dengue en Córdoba Capital y que “en la especie humana, hay personas con diferente color de piel o tipo de cabello. Esos rasgos tienen que ver con la herencia o variabilidad genética. En el caso del Aedes aegypti esas características genéticas pueden estar asociadas a la capacidad que tiene el mosquito de infectar y contagiar el virus, o al grado de tolerancia a los insecticidas, entre otros aspectos”, señaló.

La investigación fue llevada a cabo de manera conjunta por especialistas de la cátedra de Genética de Poblaciones y Evolución (UNC), el Instituto de Diversidad y Ecología Animal (Idea-Conicet), y el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (Conicet y UNC), y publicada recientemente en la revista científica the Journal of Medical Entomology (Oxford University Press).

El estudio sugiere que esta diferenciación genética puede deberse a la localización de la provincia de Córdoba en el centro del país, en el cruce de diversas rutas nacionales e internacionales, lo que habría favorecido la introducción y el transporte pasivo de diferentes linajes de la especie.

“En la ciudad hay un ‘crisol’ de mosquitos que proceden de distintos lugares, principalmente del noroeste y noreste de Argentina, y de países vecinos, como Brasil, Paraguay Bolivia. Eso ayuda a explicar la gran heterogeneidad desde el punto de vista genético”, afirmó Alnmirón quien remarcó las diferencias entre zonas urbanas, ya que el análisis evidencia que algunos barrios del centro de la ciudad presentan poblaciones más homogéneas y menos variables, mientras que en otros localizados hacia el sector noreste y sureste hay un mayor nivel de intercambio y cruce con mosquitos de otros puntos de la ciudad.

“Inicialmente esperábamos que fuera al revés, suponíamos que en el centro de la ciudad debían confluir todas las poblaciones, y donde más flujo e intercambio de individuos íbamos a encontrar”, explicó Ana María Ayala, otra autora del trabajo en declaraciones a UNCiencia.

Trabajaron también en la investigación Noelia Vera, Marina Chiappero y Cristina Gardenal.

Para la experta la variabilidad genética detectada en el noroeste y sureste puede estar asociada a que esas zonas están cerca de puntos de ingreso a la ciudad.

“Los barrios del sureste están cerca de la autopista Córdoba-Rosario, y los del noroeste, próximos al aeropuerto. Ello sugiere que hay un ingreso de poblaciones por estas vías y soporta la idea de transporte pasivo, ya propuesto en otros numerosos trabajos”, comenta.

Para Ayala, estos sitios con más diversidad genética deben recibir más atención en el control vectorial ya que estarían actuando como una puerta de ingreso a la ciudad.

Las muestras se recolectaron en 20 barrios distribuidos uniformemente en toda la ciudad, cubriendo el norte, centro y sur urbano: Villa Cabrera, Villa Rivera Indarte, Cerro Norte, Marqués de Sobremonte, Guiñazú, San Nicolás, Pueyrredón, San Vicente I y II, Ituzaingó, José Ignacio Díaz, Coronel Olmedo, Villa El Libertador, Estación Flores, Villa Urquiza, Los Plátanos, General Bustos, Jardín y Observatorio.