Pepeu Gómez trabajó en los Servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba y vive en Madrid hace casi cuatro año. Allí tiene un bar: Caminito, en un barrio cercano al centro de la ciudad. 

Pepeu es uno más de todas las personas que contrajeron coronavirus en España. "Tuvimos que soportar ese tirón y estar en el núcleo de todo, donde se pudo ver y sentir todo lo que está pasando y el esfuerzo que están haciendo los médicos, los enfermeros. Es impresionante, no escuché nunca ningún mal rollo de nadie, cooperan con todo, nunca una mala cara", asegura.

Una vez que Pepeu tuvo el diagnóstico, fue asistido en un hospital y ahora realiza solo su cuarentena. "Me sacaron del hospital porque hacía falta la cama que estaba ocupando. Al no haber necesitado un respirador artificial, le dije a mi médico que me podía ir a casa, tomar la medicación que necesite tener y tener un control de cerca. Tenemos unos siete días más, pero me siento bastante bien, no tengo más fiebre", expresa.

Pepeu dice que llevó los síntomas del coronavirus con dificultad. "Me pasó de estar en algunos momentos muy difíciles, de estados feos. Se pueden llegar a pensar cosas realmente importantes, como sacar una radiografía de mí mismo, si esto pasó por esto o lo otro. Y caigo en la absoluta verdad que es el hecho de perdonarse a uno mismo y perdonar al resto, y ayudar", afirma.

"Entré en el hospital y salí un bombero, te dan ganas de ponerte a trabajar codo a codo con esta gente tan maravillosa que conocí y a la que le agradezco por estar vivo", agrega.

"Lo que yo no tuve fue fiebre, porque a mí me agarró en la parte baja del pulmón. Yo respiraba bien, y cuando llamaba al médico porque no me podía mover del dolor, ellos me escuchaban bien, pero me sentía muy mal. Yo al no tener ninguna afección respiratoria que ellos notaran, no me daban bola. Cuando yo ingreso al hospital ya se me había ido el virus, pero me quedé con todo el daño pulmonar y de ahí estoy saliendo", dice, a la vez que se muestra de acuerdo con las medidas que se tomaron en Argentina.

Pepeu comenta que el personal de salud hace un buen seguimiento de su estado. "Me llaman una vez por día, por ahí dos, y me preguntan cómo estoy, si tengo fiebre, me quieren ver. Sólo siento un poquito de falta de aire, pero no mucho. Nada más. No tengo absolutamente nada, como, ya voy dejando alguna medicación que ellos me van diciendo. Hoy me quedan sólo tres medicamentos, que son muy pesados. Pero nunca me hicieron nada en el estómago, porque son unos genios", concluye.