El biólogo Federico Kopta dialogó con La Perra Vida, que se emite por Radio Universidad, y manifestó que es necesario que se actualice “la legislación que fija los niveles máximos permitidos en agua potable" ya que "no va al mismo ritmo que ese mercado, a tal punto que tan solo once plaguicidas son controlados en agua potable y todos ellos fueron comenzados a utilizar masivamente en tiempos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, hace unos setenta años.”

Actualmente hay registrados por el SENASA 433 principios activos y existe un incremento promedio de siete plaguicidas por año en relación a los 302 principios activos registrados hacía 2003. En este sentido el presidente de Foro Ambiental Córdoba hizo referencia al glifosato y dijo que es un “plaguicida muy utilizado en Argentina y no está analizado. Por eso vemos factible que se utilicen parámetros de control que se utilicen en la Unión Europea donde fijan valores máximos y regulados para cada plaguicidas y la suma de ellos".

Dentro de la legislación a nivel mundial, existe la Directiva 98/83/CE del Consejo de la Unión Europea, relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano, que regula la cantidad de plaguicidas y de sus productos de degradación. Indica que puede haber como máximo 0,10 μg/l (una décima de microgramo por litro) para cada uno de los plaguicidas. También establece que la suma total de plaguicidas en el agua potable no puede superar los 0,50 μg/l (medio microgramo por litro).

Según Kopta “se busca lo que no se va a encontrar. No se busca lo que se está utilizando y eso es gravísimo. Ha ocurrido que se ha ido intoxicando a la población con bajas dosis de sustancia prohibidas en otras legislaciones y nadie se entera”.

En los últimos años, otro plaguicida (el Malatión) fue prohibido en 2017 y algunas formulaciones del herbicida 2,4 D en 2019, quedando otras formulaciones de 2,4 D habilitadas como los únicos principios activos usados y regulados en el CAA.

En el caso del tritio, es un isótopo radiactivo del hidrógeno cuya presencia se incrementa por la actividad de las centrales nucleares como la de Embalse, en la provincia de Córdoba. El lago Embalse es usado como fuente de agua para la localidad homónima, mientras que el río Catalamouchita (o Río Tercero) que nace de dicho lago es utilizado como fuente de agua potable para localidades del sureste de Córdoba y oeste de Santa Fe.

En relación a las cianotoxinas, son producidas por cianobacterias, las cuales se comportan como algas flotantes, y tienen explosiones demográficas en lagos con mucha disponiblidad de nutrientes como es el caso del lago San Roque y el lago Los Molinos, en la provincia de Córdoba, los cuales son utilizados como fuente para el suministro de agua potable de la ciudad de Córdoba. También pueden proliferar en cursos de agua como los ríos Uruguay, Paraná y de la Plata, usados también como fuente de agua potable.