Desde la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes (DNNyA) de Córdoba advierten que la cuarentena puede producir efectos negativos a largo plazo en menores de edad si no hay una interferencia de los adultos que ayude a gestionar las emociones y el cambio de hábitos.

Amelia López, defensora de Niños, Niñas y Adolescentes, indicó que tras un trabajo de seguimiento en 5500 familias de toda la provincia y distinto nivel socioeconómico, y una encuesta que falta procesar a 1500 adolescentes, logran una mejor dimensión del problema, que comienza a preocupar.

López dijo a radio Universidad que la cuarentena "está teniendo un impacto importante en los chicos, sobre todo en la emocionalidad. En primer lugar, vimos que en un 70 por ciento de las familias se vieron reducidos sus ingresos. Eso es más notable en las familias de ingresos bajos, donde se redujo en el 83 por ciento de las familias. Y es una situación de estrés para las familias, que repercute directamente en los chicos", explicó.

Y agregó en diálogo con Pensavalle informa que se observó que la mitad de las familias tiene una alimentación menos saludable, el 86 por ciento no realiza ejercicio físico, el 88 por ciento de las familias redujo las consultas médicas, y prácticamente se duplicaron la cantidad de horas frente a pantallas en relación con estudios anteriores.

Siguiendo el informe y en el caso del acompañamiento escolar, un 41 por ciento de los papás dice que le resulta muy complicado acompañar las tareas de sus hijos, y en los niveles socioeconómicos más altos nos dicen que es porque no tienen tiempo, y en los más bajos, porque les cuesta con los recursos.

López puntualizó en dos situaciones diversas: "En el caso de los chicos más pequeños, los papás notan que en un 47 por ciento están más conversadores y enérgicos. Y en el caso de adolescentes, en un 51 por ciento los notan deprimidos y angustiados. Cuando lo cruzamos con otras variables que estudiamos, no es que los chicos pequeños estén felices, están ansiosos", ponderó.

Y adujo que la combinación de alimentación menos saludable, menos ejercicio físico, menos consulta médica y mayor exposición a las pantallas "configura un panorama que los adultos tendremos que tener en cuenta, porque tenemos una sociedad muy adultocéntrica y nos olvidamos de la mirada y las percepciones de los chicos, que no tienen impacto sólo hoy, sino que configuran comportamientos, hábitos, conductas y creencias que se van a constituir en un permanente hacia el futuro; y si los adultos no intervenimos en la gestión de esas emociones y hábitos, se van a perpetuar en el tiempo en una generación", afirmó.

La defensora de Niños, Niñas y Adolescentes argumentó que en contexto de pandemia, el abordaje de los problemas "no se trata sólo de los adultos, o de la economía por la economía misma, se trata de que veamos cómo gestionamos emociones y hábitos aún cuando tengamos que mantener por más tiempo el aislamiento y cómo lo explicamos a los chicos".

Además, expuso que habrá que encarar la solución de este problema desde tres sectores. Uno, desde la familia. "Va a haber que trabajar con las familias para modificar cuestiones de crianza y hábitos. Los adultos vamos a tener que hacer algunas modificaciones culturales, ser menos racionales y aprender a percibir nuestras emociones, gestionarlas, y ayudar a los chicos a gestionarlas. 

Los otros dos abarcan la esfera pública. "Desde el punto de vista público, va a haber que trabajar en acciones sobre cuestiones a modificar, incluso en los medios de comunicación; y desde el punto de vista de la política pública, en el campo de la salud integral tendremos que apuntar a temas como la obesidad, pantallas y efectos de las pantallas sobre los chicos; modificar los sistemas educativos, haciéndolos menos enciclopédicos y enfocarlos desde la situación de los chicos", valoró.

López concluyó que la pandemia pone en relieve y agudiza las inequidades entre los niños, niñas y adolescentes. "Después de esto, vamos a tardar mucho tiempo en volver a darle cierta equidad a las experiencias y conocimientos que los chicos tienen. Esta situación genera mucha más inequidad porque no todos los chicos pueden acceder, algunos reciben mucho acompañamiento de parte de sus maestros; otros, sobre todo en la escuela media, les cuesta mucho más, y algunos tutores se toman el trabajo de acercarse a los chicos pero eso no sucede en todos los casos. Entonces eso genera mucha desigualdad, según a qué escuela fue el chico y quién le tocó", apuntó.