Están cursando la semana 38, 39 y 40 de embarazo. Son mujeres que tendrán un hijo en pleno pico de la segunda ola de la pandemia y la incertidumbre se suma al bolso de maternidad que tienen preparado desde hace un tiempo.

Y es que en el sector privado, la ocupación, aunque variable, supera el 90%, y en el sector público hasta un poco más.

María cuenta que después de la última consulta con su obstetra en un sanatorio privado, salió muy afligida: "Pregunté por la cantidad de camas disponibles y por primera vez en todo el embarazo me contestó preocupada que no podía garantizarme una cama en caso de entrar en trabajo de parto. No quiero pensar mucho, pero no puedo evitar estar angustiada". Es su segundo hijo y la ansiedad de la situación por momentos, reconoce que la abruma.

El escenario de ese sanatorio es complicado. Pero no es el único. 

En la Clínica Reina Fabiola hasta ayer por la mañana, el 90% de las camas críticas no Covid estaban ocupadas y el 94% de las camas Covid ocupadas. El internado no covid estaba ocupado en un 65% y el 80% de piso Covid deja un 20% de camas disponibles. Pero de acuerdo a la ocupación hay mucho recambio y la clínica se refuncionaliza cuando suben los contagios y se van desplazando las patologías no urgentes.

Lucía está llegando a la esperada semana 40. Va a parir a su primera hija y espera con emoción poder disfrutar del momento con todos los derechos que asisten a las mujeres en relación al parto respetado. En Argentina hay una Ley, la 25.929, que garantiza poder parir con libertad, en movimiento, contenida, acompañada y asistida. El Coronavirus también vulneró algunos de esos derechos y son muchas las instituciones que quizás abusaron del protocolo.

"No tengo ningún pedido especial de protocolo, pero me indicaron que quizás me hisoparían al momento de internarme", dice y agrega: "Hasta ahora vamos a parto natural y con mi pareja estaremos juntos todo el tiempo. No creo tener problemas con las camas, espero todo con mucha alegría". Siente tristeza por que su madre no podrá visitarla en la clínica. "Lo único que sé es que no pueden turnarse los acompañantes a menos que suceda algo que prolongue la internación" cuenta. 

Mientras los hospitales provinciales y municipales están a tope, la situación en las maternidades es distinta. En la provincial por ejemplo, la ocupación es variable y no hay camas destinadas a pacientes Covid, pero sí están preparados para recibir derivaciones obstétricas del Florencio Díaz de pacientes embarazadas Covid positivo.

Eugenia también atraviesa las últimas semanas de su embarazo y también tendrá su hijo en un sanatorio privado. En su caso, es cesárea. En la última consulta con su obstetra le indicaron algunas cosas pero le aseguraron que no habría problemas con falta de camas.

"Me tengo que hisopar porque es cesárea programada y a diferencia de lo que pasó en mi cesárea anterior, no puede entrar mi pareja por el protocolo. Me parece un poco injusto y protesté, pero no cedieron. Tampoco podrán ir mis hijos a visitarme a la clínica y aunque lo entiendo, me parece muy triste para nosotros como familia", aseguró.

La otra alteración a los partos antes del Covid es que quizás le den el alta a las 24 horas: "Si todo está bien con el bebé y conmigo, nos largan antes. Supongo que para liberar camas más rápido y para evitar infecciones o contagios por Coronavirus ahí mismo", explicó.

En la Semana Mundial del Parto Respetado, escuchar estos testimonios inquieta. Porque aunque se entienda la contingencia y la emergencia sanitaria, también es cierto que se lleva más de un año de preparación para que este nivel de saturación no sucediera. El Covid es en esta ocasión, un justificativo para muchas instituciones (hospitalarias y gubernamentales) para faltar al cumplimiento de la Ley de Parto Respetado. Con esa idea en mente, no hay que olvidar que el lema mundial de esta edición es "El respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación", lema que nos exhorta a exigir que nuestros derechos se cumplan.