Durante varios días, se multiplicaron imágenes de la localidad de Rosario inmersa en una densa nube de humo. Con rapidez, se supo que todo provenía de la quema de pastizales del lado entrerriano del río Paraná.

También se pudo determinar quiénes eran los propietarios de los campos, y por ende quienes emitieron las órdenes para tal cuestión.

El ministro de Ambiente, Juan Cabandié no sólo visitó la zona en los últimos días, sino que presentó una denuncia penal y en declaraciones públicas hasta instó que "los responsables paguen el costo de los operativos".

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La cuestión no es menor y excede largamente las consecuencias respiratorias al millón de habitantes de la localidad santafesina y alrededores.

El abogado ambientalista Enrique Viale refiere que este tipo de quemas "se hacen hace mucho tiempo" y tienen la intención de que "en la primavera rebrote el pasto verde para la actividad ganadera".

El agronegocio, en definitiva: "Esto tiene como beneficiarios a unos pocos. Pero la actividad está prohibida por una ley exclusiva, cuando se realiza sin autorización previa".

Entrevistado en radio Universidad, Viale dijo que "el fin es poder llevar hacienda cuando salen los brotes", en el contexto de "una ganadería que está siendo corrida hacia los márgenes de los campos por las plantaciones de soja".

La superficie quemada es de unos 250 kilómetros cuadrados, y rápidamente el ambientalista aclara que "es el área de una Ciudad de Buenos Aires entera".

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