Divididos en distintos grupos, alojados en lugares no siempre hospitalarios, según dictan las posibilidades de un entorno crecientemente hostil, pero intercomunicados a través de sistemas de mensajería, única posibilidad de contención humana fuera del aislamiento. Así esperan una pronta repatriación más de 450 argentinos que han quedado varados en Tailandia.

Cuentan, como partícipes de una misma situación, a otros 50 compatriotas que han quedado inmovilizados en países vecinos, en la región del denominado "Sudeste Asiático". Por ellos hablan también, a la espera de que puedan reunirse tan pronto las autoridades tailandesas levanten las restricciones.

Esperan una repatriación conjunta, desde Bangkok, para la que se deben destrabar distintas circunstancias.

"Hasta el momento no hemos tenido respuestas por parte de las autoridades argentinas. Hoy se cumplen 34 días de incertidumbre absoluta. No figuramos en ningún tipo de cronograma de los que se han llevado a cabo hasta ahora", explica Mariano López, uno de los voceros del grupo.

Además de la incertidumbre, deben afrontar una cotidianeidad que paulatinamente les presenta más riesgos. "Al no haber turismo, los tailandeses no nos están mirando con sonrisas. Hay muchos problemas de violencia, hay problemas para alquilar porque no quieren extranjeros, no nos tratan bien y hay muchísimas estafas, incluso por parte de la policía", añade López.

Situación desesperante

Entre las varadas se destaca un caso que tomado mayor trascendencia. Es el de Andrea Carini, de 31 años, quien viajó a Bangkok a fines de febrero junto a su madre.

El motivo del viaje poco tenía que ver con placer: debían llevar medicación a su hermano, que había sufrido una trombosis.

"Necesitaba medicación que en Tailandia no se conseguía, corría riesgo de muerte. Entonces acompañé a mi madre de 60 años, que no se animaba a viajar sola”, explicó la joven a Infobae.

Aunque preveían regresar el 30 de marzo, las restricciones sorprendieron al grupo familiar, que vive en Córdoba.

“Hace dos meses que no veo a mis hijos, tienen cuatro y un año. Estoy desesperada. Todos los días me preguntan cuándo voy a volver. No tenemos confirmación ni respuesta por parte de las autoridades argentinas. Siento que nadie nos escucha. Me estoy muriendo un poco todos los días, necesito volver a ver a mis hijos”, expresó Andrea al medio bonaerense.