Nacido Borensztein, no fue el Bar Mitzvah ni la circuncisión las que lo redujeron a Bores, sino la sonoridad predecesora del Tato, condecorado como Actor Cómico de la Nación por las generaciones de argentinos a los que hizo reír por más de 50 años de carrera y después…

Su verborragia fue alimentada por un variopinto elenco de grandes libretistas.

Desde la derecha de Aldo Camarotta desde Nueva York, al golpismo de Landrú (que ridiculizaba a Illia como una tortuga) y al absurdo de Jordán de la Cazuela.

De lo porteño de Pedro Saborido y Jorge Shussheim a lo cordobés de Juan Carlos Mesa.

Pero tan calificado combustible no hubiera funcionado en ninguna otra locomotora que no fuera Tato, apabullante en memoria y contundencia.

Con primeros pasos en la radio y el cine, fue la tele la que lo popularizó completa mente, durante la presidencia de Carlos Menem.

Gambeteó con éxito todas las censuras, incluida la militar (al precio de bajar muchísimo los decibeles) hasta que la Juez Federal María Romilda Servini de Cubría amputó una secuencia del monólogo en la que se la aludía  como habiendo sido multada por la Corte Suprema de Justicia.

La funcionaria habría presentado una demanda contra la transmisión en la que Helmut Strasse, otro personaje de Bores, se preguntaba en el año 2492 sobre los rastros de Argentina, un país desaparecido 500 años antes. Mientras se mostraba un escudo con la imagen de Servini de Cubría, un locutor preguntaba: "¿Mito, leyenda o realidad?. Acá hay una constancia de una multa que esta señora tuvo que pagar, un recibo por 60 pesos; considerando lo grave de sus faltas, se puede suponer que ese era un valor bastante importante para aquella época...". En septiembre de ese año, un fallo de la Corte revocó la prohibición y autorizó la emisión de los fragmentos objetados.

La jueza salió del anonimato de la toga al precio de su ridiculización como Baru Budu Budia.

El actor, humorista y monologuista hacía rato había dejado atrás al desconocido Borensztein.

Sólo fue reflotado por sus hijos que, contradiciendo a Serrat, no siempre se nos parecen….

Quizás la peli “La odisea de los giles” sea autobiográfica…

Mauricio nos va a matar… de risa…