Ernesto “Nabo” Barreiro, que formó parte del comando de torturas en el Centro Clandestino de Detención y Tortura “La Perla” y había sido condenado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar, fue beneficiado este jueves con prisión domiciliaria tras un fallo de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba.

Barreiro, antes del golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976, integró el Comando Libertadores de América, liderado por Héctor Pedro Vergez, responsable de los crímenes de la familia Pujadas; el secuestro y homicidio y posterior robo del cadáver del dirigente montonero Marcos Osatinsky; el fusilamiento de nueve estudiantes universitarios bolivianos y la desaparición de Alberto Caffaratti, militante comunista y dirigente de Luz y Fuerza.

En 1976, durante la dictadura militar, participó como integrante del Destacamento de Inteligencia 141 jefe de Inteligencia y fue jefe de interrogadores del Centro Clandestino de detención y Tortura (CCDT) La Perla por lo que fue condenado a cadena perpetua, en el juicio de la Megacausa La Perla de 2016, por crímenes de lesa humanidad.

Tras el levantamiento carapintada, en 1987, "el Nabo" -o "el Gringo", como también se lo conocía- se sublevó en la Semana Santa contra el gobierno de Raúl Alfonsín. Fue beneficiado con la Ley de Obediencia Debida dictada durante este mismo gobierno y evitó así el juicio, pero fue dado da baja de las filas del Ejército, donde se había especializado en inteligencia militar.

Según describió la periodista cordobesa Marta Platía en Página 12, en La Perla, el Campo de la Ribera y en el Batallón 141 fue jefe de interrogadores, pero según los testimonios no se privó de secuestrar, torturar, violar, matar y desaparecer a cientos de personas. Junto con Vergez y Menéndez fue uno de los creadores del Comando Libertadores de América (CLA), la versión cordobesa de la Triple A.

En el 2007 fue extraditado de los Estados Unidos. Cuando las autoridades argentinas reclamaron su deportación y los agentes de migraciones norteamericanos lo encontraron en The Plains, un pueblo a 80 kilómetros al oeste de Washington, en el que se había asentado desde 2004 junto a su mujer, Barreiro tenía un negocio de artesanías en cuero y vendía vinos.

Ahora, la prisión domicilia, aprobada por los jueces de la Cámara Federal de Apelaciones, Graciela Montesi, Ignacio Vélez Funes y Eduardo Avalos  y  repudiada por organismos de derechos humanos, fue concedida debido a que varios informes médicos señalaron que, por sus dolencias, no debería estar en un establecimiento penitenciario.

Así, el perito propuesto por la defensora oficial Mercedes Crespi señaló ante la Cámara que el represor es "un minusválido, afectado por polipatología concurrente, progresiva –pero ciertamente atenuable- en donde destaca esencialmente la cardiovascular hipertensiva y la insuficiencia renal, a lo que se agrega el intenso sufrimiento que le causa la sintomatología discal lumbar, imposible de atenuar quirúrgicamente dado el alto riesgo que significaría operarlo en las condiciones de intenso estrés al que se lo somete”.

El médico del Instituto Penal Federal Campo de Mayo informó a los camaristas cordobeses que “si se agrega a estas patologías el hecho de la privación de libertad, ésta situación genera riesgo de muerte súbita”.

Desde la fiscalía analizan apelar la resolución.