El 17 de abril se conmemora el día internacional de la lucha campesina como una forma de honrar la memoria de las víctimas de la masacre que tuvo lugar en El Dorado dos Carajas en Brasil. De aquella fatídica jornada de 1996 en la que encontraron la muerte 19 campesinos y campesinas pertenecientes al Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, al día de hoy, tal vez podemos decir que algunas cosas han cambiado, aunque la injusticia alrededor de un modelo civilizatorio profundamente inequitativo, destructivo y expropiatorio permanece intacta.

Precisamente, de ello dan cuenta los múltiples conflictos socio-territoriales y ambientales que tienen lugar a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional y que tienen como protagonistas principales, aunque no excluyentes, a las comunidades campesinas e indígenas. Si particularizamos en el caso de nuestra provincia, los campesinos y campesinas organizadas en torno al Movimiento Campesino de Córdoba denuncian la existencia de catorce conflictos territoriales que se encuentran activos en este momento y expresan una especial preocupación las amenazas de desalojo que se ciernen sobre los parajes Las Maravillas y el Villa Alicia, ambos del departamento Río Seco. Este elevado nivel de conflictividad tuvo uno de sus episodios más tristes el pasado 12 de abril cuando se produjo el desalojo de Antonio Pérez y Argelia Sánchez en el paraje Juan García del departamento Ischilín, quienes fueron arrojados junto a sus animales y pertenencias a la intemperie que significa perder la tierra y su principal medio de vida, sin que el estado haya sido capaz de arbitrar algún mecanismo para mitigar y reparar la situación histórica de exclusión.

Considerar a estos hechos como eventos aislados constituye, a nuestro parecer, un claro error de juicio ya que sólo pueden ser comprendidos en conexión con las grandes transformaciones que vienen teniendo lugar en las últimas décadas en el agro argentino y que ha significado, por un lado, la incorporación de millones de hectáreas al modelo extractivo y, por otro lado, la excesiva presión (y acaparamiento) sobre las poblaciones y territorios campesino-indígenas.

Resulta claro que este modelo al que hacemos alusión, se asienta sobre una serie de actividades que incluyen a la minería, el fracking, la expansión de la frontera urbana, etc. pero su centro neurálgico sigue siendo, sin dudas, el agronegocio. En opinión de Maristella Svampa y Enrique Viale, el desarrollo de la agricultura y, en especial, las plantaciones de soja transgénica, constituyen el “corazón” del modelo. Pese a que el mismo ha implicado una completa reestructuración del sistema agrario tradicional, sus implicancias a nivel social, político y ambiental continúan sin ser debatidas profundamente. En este sentido, resulta casi un cliché referir a la escasa preocupación que despierta el hecho de que en un país con 24 millones de hectáreas de soja cultivadas y que produce miles de toneladas de alimentos, 4 de cada 10 argentinos y argentinas experimenten serias dificultades para cubrir sus necesidades más básicas.

Resulta urgente discutir sobre las dinámicas de apropiación y (mal) uso de los bienes comunes -tierra, bosques, agua-, sobre su (in)justicia distributiva, sobre la deuda ecológica que tenemos con nuestros/as jóvenes y con las futuras generaciones, entre otros muchos tópicos, para poder establecer un límite a este esquema de negocios basado en la devastación de personas y territorios, reclamando la puesta en vigencia de la ley N° 27.118 de reparación histórica para la construcción de una nueva ruralidad en Argentina y la incorporación de la suspensión de los desalojos a la adhesión provincial por la ley provincial 10.657.

Otro paso en ese sentido estaría dado por el reconocimiento de “áreas campesinas” que protejan la soberanía alimentaria de nuestro pueblo. Justamente, este viene siendo el planteo de las comunidades organizadas frente a la decisión por parte del estado nacional de crear el Parque Nacional Ansenuza, de más de un millón de hectáreas, en el noreste de Córdoba. Las más de 250 familias que habitan históricamente este territorio han solicitado tener participación sobre la gestión del parque y el reconocimiento de la posesión y propiedad comunitarias de sus tierras. Creemos que sólo en base al respeto y reconocimiento de estas comunidades, de sus saberes y de sus prácticas de manejo, conservación y uso del territorio resulta posible diseñar un plan integral de cuidado y preservación del ambiente.

Acciones de lucha previstas para los próximos días en el marco del día de la lucha campesina:

- Viernes 22 de abril en Villa de María del Río Seco: 9 hs. Feria y Caminata Campesina en Villa Alicia.

- Lunes 25 de abril en Cruz del Eje: 9:30 hs. Feria y Caminata Campesina.