La Cámara 8va del Crimen condenó por unanimidad a prisión perpetua a Jeremías Sanz, autor del crimen de su madre, María Eugenia Cadamuro.

Así, se cumplen los pedidos de la fiscalía y la querella, conformada por los abogados Luis Juez y Ernesto Martínez, que pedían la cárcel de por vida para Sanz. Además, el tribunal aceptó el pedido de la fiscalía de agravar la acusación contra Sanz por el vínculo, por violencia de género y por alevosía.

Una de las pruebas presentadas en contra del hijo de Cadamuro fue el testimonio de Nicolás Rizzi, amigo de Sanz, quien confesó que ayudó a sepultar el cuerpo de la mujer.

El fiscal Hugo Almirón, en su momento, indicó en un móvil de radio Universidad que "hay que profundizar la investigación porque hay otras personas que son sospechadas y que también tienen interés en la muerte de María Eugenia”.

Durante el juicio, peritos establecieron el joven Sanz tiene una estructura de personalidad psicopática. "Es un chico sumamente frío, que no tiene empatía por el otro, no le importan las necesidades del otro sino las propias. Son personas altamente manipuladoras", había dicho Almirón. 

En las últimas palabras frente al tribunal, el condenado expresó: “Soy un ser humano que puede tener defectos pero nunca haría algo así. Como mi defensa lo dijo, nunca investigaron y se guiaron por una sola hipótesis. Me sometieron y extorsionaron tanto a mí como a mi familia y nunca investigaron a Pedro Antonio García -pareja de Cadamuro que impulsa la acusación- ni a otras personas”.

Condena mediante, Sanz deberá pagar las costas del juicio y acceder a tratamiento psiquiátrico.

El crimen

María Eugenia Cadamuro (46) desapareció de su casa el 15 de marzo de 2017, dejando la luz prendida y el auto abierto.

Tres meses después, el 16 de junio, se encontró su cuerpo enterrado en un campo de Villa Gutiérrez, al norte de Jesús María, localidad de donde era oriunda.

Cadamuro fue asesinada de varios disparos de escopeta, uno en la cabeza y otro en la espalda.