El crimen de Úrsula Bahillo, ocurrido en los últimos días en la bonaerense localidad de Rojas, volvió a disparar tratamientos periodísticos que demandan revisiones.

Ante lo innegable que se trata de una temática de interés público, que esté en juego un femicidio, descripto como “el asesinato intencional de una mujer por el hecho de ser mujer”, requiere cuidados y precisiones.

Por eso, desde el Ente Nacional de las Comunicaciones revitalizaron la existencia de una “Guía de buenas prácticas - cobertura mediática de femicidios”, donde en primera medida se reconoce la necesidad de la población de informarse.

Fue realizada por el Observatorio de la discriminación en radio y televisión.

Pero a su vez, se exige por “una comunicación accesible, respetuosa y de calidad”. La misma, se sabe, queda de lado por los abundantes rasgos machistas en la sociedad y, por ende, algunos medios de comunicación.

La misma está disponible en el portal web del organismo oficial.

Recomendaciones

- Brindar información oportuna y objetiva que no interfiera u obstaculice el trabajo policial y/o judicial. Hablar sobre los hechos a partir de la información policial o judicial. • Evitar otorgar detalles innecesarios para la difusión de la noticia, con el objeto de generar impacto o alentar la curiosidad morbosa del receptor.

- No exponer y difundir imágenes sobre el cadáver de la víctima. También evitar la reproducción de imágenes de la víctima que -fuera del contexto en que se registraron- sugieran conductas provocativas o insinuantes.

- Evitar el sensacionalismo, el dramatismo y la espectacularización del caso. Prescindir del uso de cualquier recurso o herramienta audiovisual que enfatice y/o destaque la violencia de los hechos y las consecuencias de la misma en el cuerpo de la víctima.

- Tomar los recaudos necesarios en la construcción de la noticia ficcionada. Este concepto refiere al hecho de relatar un episodio violento de la realidad, a través de estructuras propias de la narrativa ficcional, con el objeto de hacer más atractiva la noticia y llamar la atención del espectador.

- Utilizar un lenguaje oportuno e informativo que carezca de expresiones y adjetivos tendenciosos que puedan contribuir a generar impacto en el espectador.

- Desterrar de las redacciones periodísticas la figura de “crimen pasional” para referirse al asesinato de mujeres víctimas de la violencia de género.

- Respetar la intimidad y la privacidad tanto de la víctima como de las personas vinculadas a la misma.

- No construir un perfil psicológico de las personas implicadas en la causa, a raíz de conjeturas y especulaciones periodísticas.

-Brindar aspectos generales de los hechos, prescindiendo de la descripción pormenorizada de los métodos empleados que conllevaron a la muerte de la víctima, o bien de la manera en cómo fue encontrada en la escena del crimen.

-  Resguardar a la víctima difundiendo la existencia de las líneas 144 y 145, o las que correspondan según la jurisdicción, para asistencia integral a víctimas de violencia, y de abuso y trata de personas, respectivamente.

- Difundir los datos de organismos y políticas públicas, organizaciones sociales y personas que bregan por la protección de las mujeres víctimas de violencia.