En los últimos días, en la entrerriana localidad de Santa Elena se repite que “todos los Etchevehere son iguales”. La mención es a los integrantes que se disputan un terreno denominado “Casa Nueva”, en el que la hermana menor, Dolores, decidió donar para el proyecto agroecológico “Artigas”, donde participa Juan Grabois.

Así, varias decenas de personas se instalaron en el campo. En esas mismas tierras funcionó hasta 1993 el Frigorífico Santa Elena, el cual una vez cerrado dividió sus tierras. A precio vil, se dice que Las Margaritas S.A., firma emblema de la familia en cuestión, las adquirió, con ayuda del entonces gobernador, Jorge Pedro Busti.

Cercana siempre al poder, hoy la única mujer entre los cuatro hermanos le disputa la herencia a su madre y los hijos tres varones de Luis Félix, quien murió hace once años.

Las denuncias las encabeza Luis Miguel Etchevehere, exministro de Agroindustria en la gestión de Mauricio Macri y antes presidente de la Sociedad Rural, pero también son parte Sebastián (que suplantó a su padre en la dirección del centenario “El Diario” de Paraná hasta vaciar el medio y como consejero de la Asociación de Empresas Periodísticas de Argentina –ADEPA-) y Juan Diego, que llegó hasta ser delegado del ENACOM entre 2016 y 2017.

Cuando debió dejar el cargo, por el decreto macrista contra el nepotismo, lo suplantó Mariano Rubiolo. Histórico administrador de campos propiedad de la familia, es quien apareció en un video en los últimos días, llevando una bomba para el tambo con la intención de “salvar a las vacas” y se encontró con el bloqueo de quienes son parte del “Proyecto Artigas” en Casa Nueva.

Las denuncias que encabeza Luis Miguel (junto también a su madre Leonor) se basan en la “usurpación” del lugar, de parte de Dolores. Hoy la justicia falló en contra de tal cuestión.

Una toma de campos impune

Hace unos meses, un fallo en segunda instancia incluyó a la poderosa familia entrerriana. Y el mismo les resultó en contra. Por eso deberán resarcir a productores que administraban en la segunda parte de la década del 2000 unos terrenos propiedad de la Escuela Agrotécnica “El Quebrachito”.

La misma, de carácter público, está justo al frente de Casa Nueva, espacio hoy preservado desde su ingreso y donde el miércoles se concentraron centenares de vehículos dedicados al agro reclamando “por la propiedad privada”.

Concretamente, el fallo data de hace unos meses, y obliga a la firma a pagar una indemnización de $ 360.000 a quien arrendaba los campos.

Sin embargo, los detalles del caso los narró Ángel Ríos, quien era rector del instituto en esos años. Puntualmente, dijo que los Etchevehere “se quedaron con las 70 hectáreas más productivas” de la escuela.

En algún momento, el instituto contaba con 204 hectáreas, pero hoy sólo dispone “para su función” de un 10%.

Entrevistado por el programa Mirá Quien Habla, contó: “Las personas que mandaron los Etchevehere se pararon en el alambrado del colegio y dijeron ‘Esto es para nosotros y aquello para la escuela’. Nos dejaron una parte que atraviesa el arroyo Feliciano, que es zona inundable y no sirve por ejemplo, para plantar el lino que teníamos antes”.

En aquellos tiempos, representantes de la corporación familiar “cambiaron los candados, rompieron alambraron y destrozaron un inmueble”, además de “dar vuelta toda la tierra, rompiendo todo un sembrado”.

Ese caso prescribió en la Justicia, y Las Margaritas S.A. se apropió de ese amplio terreno. “Es igual al terreno que hoy se disputan. Creo que debería haber una reparación histórica y terminar en manos de la Municipalidad de Santa Elena” dice hoy Ríos, quien reconoce que “todos los Etchevehere son iguales”. La disputa la deja para el ámbito familiar.

“Armaron una comisión liquidadora para terminar con las actividades que se hacían en el Frigorífico, y para mí Busti y Etchevehere eran socios”, sentenció el exrector.

A la hora de contar una historia, dijo: “Imaginen el grado de impunidad que una vez la madre de Etchevehere se acercó a la escuela para pedirme agua para los animales. Les dije que fueran al Consejo de Educación y rápidamente consiguieron una nota. Nos prometieron pagar la luz y nunca lo hicieron. También me jubilé y nunca habían hecho el pozo de agua que nos prometieron”.