El amanecer del año 2018 en Córdoba tuvo en el caso Abril Sosa todos los condimentos del horror. La pequeña, de 4 años, fue asesinada por Daniel Ludueña, quien era “conocido de su padre”. Condenado a cadena perpetua en un crimen abreviado hace unas semanas, confesó su culpabilidad.

Este miércoles, la Justicia dio a conocer los fundamentos del fallo, el cual apuntó a que “los derechos de una niña fueron violados de la manera más cruenta”. Conocido es que el asesino la raptó en la vereda con algún engaño, la llevó a la pensión de barrio General Bustos en la que vivía, le dio de beber cerveza, la violó y luego la estranguló.

En el texto se reconoce la extrema condición de vulnerabilidad de la víctima, quien “estaba sin contención ni cuidado”, viviendo “en un contexto de desamparo material y humano”.

Se dio a conocer que Ludueña era “adicto a las drogas”, y que en la madrugada de ese 14 de enero “había bebido alcohol con los padres” de la niña antes de llevársela, ya que “jugaba sola en la vereda”.

Después de matarla, guardó el cuerpo en un bolso durante varios días y, al verse cercado, lo sacó de su casa para arrojarlo en un baldío. De acuerdo a los peritajes, “era consciente al momento que pasó todo”, y porta “una personalidad psicopática y manipuladora”.

El asesino tiene dos hijos, “no tuvo una infancia muy feliz”, debido a “la carencia de afectos”, y cuenta con “reacciones impulsivas y agresivas ante los fracasos” en su personalidad.