Tal vez usted no lo sepa pero el Artículo 2 de la Constitución Nacional vigente en nuestro país dice, lacónico: “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”.
¿Qué motivó su inclusión?, ¿porqué una religión por sobre otras?, ¿porqué no un estado definitivamente laico? Como sea, así quedó.

Por eso no debería sorprender que en el organigrama nacional, dentro de la Cancillería, exista una secretaría, pagada con los dineros públicos, naturalmente, que tiene funciones que muchos preferirían sin asignación. 
"La formulación de políticas referidas a las relaciones de la Argentina con la Santa Sede, ... todo lo referido a las relaciones del Gobierno con la Iglesia Católica Apostólica Romana, …  las solicitudes de reconocimiento e inscripción de las iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas distintas de la Iglesia Católica Apostólica Romana” además de asesorar a “cualquier funcionario del gobierno que requiera asistencia en cuestiones de índole religiosa” (¿?).

Todo está contemplado oficialmente, nada para objetar. 
Ahora bien, que el funcionario designado para estas tareas, tome como actividad central abogar en contra de leyes ampliamente debatidas (divorcio, matrimonio igualitario e interrupción voluntaria del embarazo), en una campaña nacional e internacional, financiada con dinero público, es solo entendible como parte del giro copernicano que experimenta la política argentina desde que fue elegido presidente Javier Milei.

Secretario de Culto

El funcionario en cuestión es Francisco Sánchez, Secretario de Culto de la Nación, dependiente de la canciller Mondino.
Antes fue diputado del PRO por Neuquén, con fluida relación con el universo evangélico, con el que trabó buena relación durante el tratamiento de la ley por la libre interrupción del embarazo, a la que se oponían. 

Técnico superior en Recursos Humanos y con una diplomatura en Derechos Humanos, Sánchez es casado y padre de 5 hijos. De perfil ultraconservador, es recordado por haber pedido la pena de muerte para la entonces vicepresidenta Cristina Kirchner por casos de corrupción.

Subiendo el perfil

Coincidiendo con la visita del presidente Milei a España, la semana pasada Sánchez se encaramó a la tribuna del encuentro ultra derechista “Europa Viva 24”, organizado por el partido Vox de España. 

Mezclando historia y fantasía se ocupó de cargar contra los ex presidentes Ricardo Alfonsín, Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández por la responsabilidad que les correspondería en la aprobación, respectivamente, de las leyes de divorcio, matrimonio igualitario e interrupción voluntaria del embarazo. Habiendo sido legislador, parece no comprender cabalmente qué es la división de poderes.

“Los conservadores seguimos aferrándonos a lo poco que nos han dejado” lamentó.
¿Porqué estaba en España? Difícil imaginar que estaba por asuntos oficiales, dado que nada lo reclama allí. ¿Entonces estaría en uso de licencia oficial? ¿Viajó por su medios o fue parte de la comitiva del presidente?. 

La declaraciones y el contexto ya eran ofensivas y hubo alguna repercusión y revuelo, pero parece que no había logrado el nivel de exposición deseado.

Doble o nada

Dispuesto a no perder el impulso, el miércoles por la mañana Sánchez dio una entrevista radial en la que redobló la apuesta. “La Argentina necesita repoblarse, con lo cual yo diría que no solo tenemos que pensar en derogar el aborto sino también en medidas que promuevan la natalidad” porque el aumento de la población es un eje estratégico para el desarrollo del país”.

No se privó de intentar confundir a la opinión pública. Dijo: “Voy a hacer todo lo posible para que la matanza de criaturas en el vientre materno no sea promovida, como es promovida hoy por el Estado. Es una barbaridad absoluta”. No hace falta ser experto para saber que la ley IVE no promueve el aborto, plantea la libre elección de las personas gestantes.

Pero su cruzada incluye otras dos leyes. Para el caso del divorcio, le pareció oportuno hacer referencia a cuestiones que “fueron estudiadas por especialistas de universidades públicas, como la UBA”, que en misteriosos estudios que no citó, habrían demostrado que el divorcio provoca “trastornos” y bajo rendimiento escolar a los hijos de parejas separadas.
“Hay un estudio muy serio, bastante reciente, que indica que cerca de 30 por de los hijos de familias separadas sufren trastornos de ansiedad y tienen un rendimiento 25 por ciento inferior a hijos con familias consolidadas”, afirmó.

Es más, dijo que a pesar de haber pasado tantos años en vigencia, el divorcio es un tema sobre el cual la sociedad “no está preparada” para debatir. “No obstante eso, creo que es importante dar las discusiones”, agregó.
“Lo mismo pasó en el matrimonio de personas del mismo sexo, que también ha tenido un debate y se terminó aprobando”.

Finalmente, se dio el gusto de aludir a leyes que no existen: “Y lo mismo pasó con las leyes de promoción de la ideología de género en la educación. Son leyes que fueron controversiales y hoy parece que ni siquiera uno se pudiera expresar respecto de esos temas”.

Con todas en contra

Hubo una muy amplia reacción de todo el arco político contra las apreciaciones de Sánchez.
Para muestra, desde polos opuestos, las expresiones en “X” de la diputada nacional Silvia Lospennato, ex compañera de espacio en el Pro, y de la diputada de Unión por la Patria (UP) Cecilia Moreau. 
Cada una con su enfoque, coincidieron en que más que el Secretario de Culto, Sánchez sería un digno representante de una Secretaría de Oscurantismo y Medioevo.

X de Silvia Lospennato
X de Cecilia Moreau