No dejó de ser novedad el anticipo del anuncio de un nuevo acuerdo entre el gobierno nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para continuar con el pago del crédito Stand By que data de 2018.

En ese sentido, para el oficialismo significó cumplir un objetivo, pero los detalles tienen contrapuntos.

Desde el Centro de Estudios Scalabrini Ortíz, Andrés Asiain plantea varias situaciones que “complican” la situación de la actual gestión y resalta que el FMI “juega políticamente” con la decisión de “frenar sus desembolsos a Argentina hasta después de las PASO”.

A su juicio, lo hace “en contrario a cómo actuó con (Mauricio) Macri”, al otorgarle el mayor préstamo de la entidad.

La decisión que tiene que tomar el ministro de Economía, Sergio Massa, “es cómo hacer frente a pagos que tiene en breve, ante una situación delicada de reservas”. Y agrega: “Hay dudas respecto a de dónde saldría el dinero en medio de una complicada situación externa del Gobierno”.

El economista sentenció que “se mantiene la meta fiscal del 1,9%”, la cual supone “una política fiscal restrictiva pese al contexto electoral”.

Ve complejos los reiterados pedidos del organismo tendientes a “una suba de tarifas, planchar salarios públicos y ajustar planes sociales” y aduce que “relaja el objetivo final de las reservas” ya que se estira hasta fines de año”.

A su vez, indicó como relevante que de ahora en más habrá “un monitoreo permanente, diario” del FMI, para “que se avance en cumplimiento de objetivos” y eso significa “básicamente ponerle el collar al Gobierno, como a un perro”.

Define al texto, en definitiva, como “contractivo y con una tendencia redistributiva desigual e inflacionaria”.