Caso Corradini: condena firme para Segalá y la incógnita del arma homicida
El abogado de las hijas del panadero, Carlos Nayi, comentó que la investigación continúa. Hay una persona implicada sin identificar y el misterio del arma que salió y regresó a una comisaría.
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La Corte Suprema de Justicia rechazó este jueves el recurso de queja presentado por el abogado defensor de Mercedes Segalá, Miguel Ortíz Pellegrini y, de este forma, dio cierre a uno de los casos policiales más intrigantes de Córdoba.
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Segalá fue condenada por el delito de homicidio triplemente calificado, por el vínculo, por codicia y por el pago de promesa remuneratoria.
La decisión del Máximo Tribunal también alcanza a Héctor "Mandrake" Quinteros, a quien la mujer habría contratado como sicario y quien debe cumplir una pena de prisión perpetua.
"Por un lado, la codicia, la avaricia, la falta de amor y la ambición desmedida de dinero. Dos seguros de vida motorizaron un proyecto criminal que terminó consumándose el 17 de noviembre de 1998", detalló el abogado que representa a las hijas de Corradini, Carlos Nayi.
En un móvil de radio Universidad, continuó: "Por otro lado, la pata policial. El arma con que se mata a Héctor Hugo Corradini salió desde un recinto policial en un sobre lacrado, un calibre 32 marca Tanque con el que el sicario al que le había pagado la viuda ejecutó junto con otra persona que no ha podido ser individualizada, con tres disparos de arma de fuego. Alcanzado el objetivo policial volvió (el arma) a la dependencia policial".
Nayi contó que Corradini murió el día del Policía. El empresario panadero además era presidente de la Cooperadora del precinto policial 36 y amigo personal de Eduardo Angeloz.
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Corradini había denunciado "el alquiler de armas por parte de policías, ventas de armas de origen ilícito y sobrefacturación", dijo.
Héctor Corradini, dueño de la panadería Corradini ubicada sobre Av. Fuerza Aérea, falleció tras ser baleado en la cabeza dentro de su propio vehículo, en barrio Los Naranjos de la ciudad de Córdoba.