No olvidará con facilidad Juan Ignacio Londero la oportunidad que se le escapó de las manos. El cordobés estuvo muy cerca de llegar a la final del Argentina Open, pero las dudas aparecieron en el momento menos indicado, y pasó, de estar a un game del partido decisivo, a perder con el noruego Casper Ruud por 4-6, 7-5 y 6-1, en la segunda semifinal del ATP porteño.

Final sin argentinos

De este modo, Ruud, octavo favorito y 45 del raking, buscará su primer título en el nivel ATP en el Buenos Aires frente al portugués Pedro Sousa, que pasó de lucky loser (perdedor afortunado) a finalista por la no presentación de Diego Schwartzman, lesionado en el aductor. Así, el Argentina Open tendrá un nuevo campeón. Al mismo tiempo, continúa la sequía para los tenistas locales, que llegará al menos a trece años sin un festejo en casa, desde la victoria de David Nalbandian en 2008.

Frente a Ruud, Londero tomaba una chance y una responsabilidad a la vez. Al cordobés se lo veía más desenvuelto que en otros compromisos, acaso con la confianza en alza luego de su muy buen triunfo del viernes sobre Guido Pella. Del otro lado, Ruud, en silencio, había llegado a la semifinal sin ceder sets en sus tres duelos previos.

El cordobés dominó el encuentro durante un largo rato; quebró pronto en el primer set y conservó la diferencia, y también consiguió un break para pasar al frente en el segundo parcial. Pero Ruud se mantuvo a tiro en el resultado, a la espera de una oportunidad. Esa chance para el europeo llegó en el décimo game del segundo set. Con el score 6-4 y 5-4, Londero se dispuso a servir por el partido. Pero aparecieron las dudas, todas juntas. El cordobés naufragó en una catarata de errores no forzados; pasó del 5-3 al 5-7, con apenas dos puntos ganados sobre 18. Ruud hizo lo suyo: mantener el pulso firme. Y el noruego llevó la semifinal a un tercer capítulo.

El comienzo del tercer set mantuvo la tónica del final del segundo. Londero, que jugaba casi parado, no podía meter una pelota dentro de la cancha, y cedió siete puntos en fila: 0-1 y 0-40. De improviso, el juego se vio interrumpido porque dos espectadores se descompensaron por el calor; Ruud no dudó en enviarles botellas de agua para la atención inmediata. Nada cambió en la reanudación. Descontó Londero, pero Ruud ya tenía sellado el pasaporte a la final, que sentenció su victoria con holgura; el cordobés no pudo recuperar el rumbo y así se despidió la última ilusión argentina en un sábado de frustración.