En pleno corazón de Villa María, entre las calles Lisandro de la Torre y San Juan, se erige el Chalet Scopinaro, una construcción también conocida como el "Primer artistócrata" de la localidad.

Es una gran residencia que fue regalo de bodas del reconocido empresario Juan Minetti en la década de 1930 para su hija María, que se casaba con el médico Arturo Scopinaro.

El chalet forma parte de una trilogía de mansiones exactamente iguales que Minetti regaló a cada una de sus hijas. La segunda se encuentra en Mar del Plata y la tercera en las sierras de Córdoba.

Es una construcción imponente con destino un tanto trágico. Comenzó, como un verdadero Chalet, albergando una intensa vida social del matrimonio Scopinaro -Minetti. En los primero años de casados, su planta baja era centro de reunión social. Figuras del país desfilaban por su salones, comedores y sus jardines. En el primer piso se encontraban los dormitorios y las zonas de estar privadas de la familia; y el segundo piso estaba habitado por el personal de servicio.

Lo que parecía la casa perfecta para una gran vida, se truncó por el destino de sus dueños. Cuatro años después del casamiento, Scopinaro murió en un accidente automovilístico. La joven viuda y sus dos pequeñas hijas dejaron la ciudad, y el chalet pasó de vivienda a salón de fiestas y a hotel luego. Con los años, la construcción de estilo normando quedó en el olvido.

Su patrimonio histórico y cultural está fuera de discusión. Y cuando años atrás se conoció que un grupo de audaces actores quiso remodelarlo para inaugurar un Centro Cultural, la ciudad se alegró.

Los herejes, es el nombre del colectivo de artistas que en un simbólico acto, decidió tomar a ese "primer aristócrata" para devolverlo a la comunidad en centro de educación y difusión del arte. En 2015, el grupo creó su asociación civil y se embarcó en este sueño que sería finalizado en una primera etapa en marzo de 2020.

Restauración, remodelación, y hasta colecta de objetos de antaño fueron llenando las páginas de esta nueva etapa del Chalet, hasta que la tragedia volvió a alcanzar la trama. Una pandemia, la del Covid19, detuvo las obras, postergó la inauguración y dejó inconclusa la tarea. Lo que si continuó su ritmo fue el endeudamiento: los gastos de alquiler y los impuestos siguen corriendo así como se corrió la fecha de inauguración que permitiría generar ingresos para el grupo.

Martín Enricci es uno de esos herejes. Es arquitecto y está a cargo de la restauración de este edificio que es Patrimonio Arquitectónico y Cultural de Villa María. Fue parte de un proceso en el que por medio de la búsqueda de financiamiento privado y público, rifas y difusión de la obra, juntaron los fondos para acercarse al objetivo. 

El estado del Chalet -que estaba abandonado y deteriorado- hoy está casi listo para volver a ser inaugurado.

Necesita de una última ayuda, un empujón que permita que la pandemia no acabe con su nueva historia: "El espacio hay que seguir recuperándolo. No tenemos los fondos suficientes ya que en abril se pretendía inaugurar para recaudar con todas las actividades que se iban a generar aquí adentro. Queremos contar todo esto porque éste es un proyecto de la ciudad. Como Asociación Civil nosotros ponemos el pecho para poder desarrollarlo y tenemos un apoyo enorme de las empresas y la gente de Villa María. Pero necesitamos un poco más. Queremos charlar, rever el contrato con la inmobiliaria, que los dueños puedan extender el contrato o no cobrar el alquiler en estos meses. Entendemos que es una situación complicada, pero hemos puesto mucho esfuerzo y tenemos ganas de que este espacio se termine abriendo definitivamente para Villa María", dice Martín.

El chalet es entonces otro de los afectados por el Covid19. Tantos años después de su construcción, se enfrenta a los daños de una pandemia del siglo 21 que alcanza lo sanitario, lo económico y lo social. Ojalá no se convierta en una víctima fatal y pueda recuperar su esplendor para que cientos de ciudadanos de Villa María puedan desfilar como en 1930 por sus salones, esta vez sin distinción de clase.

Para seguir la historia o ayudar, pueden contactarse a las redes sociales de la Asociación de teatro Los Herejes.