Un hombre de 30 años sobrevivió durante un mes en la selva amazónica de Bolivia. Lo que inició como un plan de amigos y de ocio se transformó en una odisea en medio de animales salvajes y condiciones climáticas difíciles. 

“Me sirvió mucho saber de sobrevivencia: tuve que consumir insectos, beber mi orina, he comido gusanos, fui atacado por fieras”, afirmó Jhonatan Acosta, entrevistado por el canal de televisión Unitel. 

¿Cómo se perdió? Desde el 25 de enero lo habían reportado como desaparecido. Salió de caza junto a cuatro amigos en la provincia de Baures, en el departamento de Beni (noreste), pero se separó del grupo y nunca pudo reencontrarlo. 

Sus familiares acudieron casi a diario a los medios para pedir que no pararan la búsqueda a cargo de bomberos y rescatistas locales, quienes finalmente lo hallaron el pasado sábado 25 de febrero. 

“Ya me creo que esto es una realidad. Me encuentro muy contento y agradecido con las personas que se sumaron a mi búsqueda”, expresó con evidente emoción. 

En la selva, perdió las esperanzas. Incluso se lesionó el tobillo, así que no sabía cómo salir de la zona que estaba acechada por animales salvajes. 

El hombre relató que mientras estuvo perdido llovió casi la mitad del tiempo. Además, pudo utilizar sus botas de goma para almacenar el líquido, pero que cuando escampaba tuvo que recurrir a beber su orina. 

“Yo pedía a Dios lluvias. De toda esta estadía en la selva habrá llovido en unos 15 días, si no hubiera pasado, no hubiera sobrevivido, porque el agua es lo primordial”, afirmó. 

“No tengo certeza de la cantidad de bichos que me picaron”. En el municipio de Baures, se dedicaba a las labores de agricultura, por lo que ya conocía parte del monte. No obstante, en esta ocasión todo le causó sorpresa.

 “Mi objetivo era salir a un lago, no solo por el agua, sino porque también podía ir mirando dónde me había perdido”, añadió para Unitel. 

Desorientado, caminó cerca de 40 kilómetros esperando contactarse nuevamente con la civilización, pero volvía a pasar por los mismos lugares donde estuvo antes. Sin protección durante las noches, mencionó que lo picaron varios tipos de animales y que ahora su preocupación es revisar su estado de salud y “pasar por una fase de desintoxicación”, porque no tiene certeza de “qué bichos me habrán picado”.

Está a la espera de ayuda para que logre practicarse los exámenes pertinentes tras perder 17 kilos de peso. “No tenía machete, ni linterna, sólo tenía mi escopeta y no pensaba que iba a perderme tanto tiempo en la selva, por eso cuando vi a los rescatistas varios arbustos con espinas me separaban de ellos, pero pese a eso grité y pedí ayuda”, dijo. 

Los organismos de socorro lo hallaron finalmente el pasado 25 de febrero. “Eres un campeón”, le gritaron cuando lograron verlo con vida. 

Fuente: El Tiempo