Este año los nidos de tortugas marinas en las islas de Sal, Maio y Boa Vista, las principales zonas de anidación de la tortuga boba (caretta caretta) en Cabo Verde, se han disparado comparadas con las cifras de los últimos cinco años. El Ministerio de Medio Ambiente de Cabo Verde calcula el número de nidos en 2020 en las 10 islas en casi 200.000, frente a los 10.725 que se registraron en 2015.

La nación isleña de África occidental fue considerada el tercer sitio de anidación más grande del mundo para las tortugas bobas, después de Florida y Omán. Pero el número de nidos aumentó tan dramáticamente en los últimos años que algunos científicos creen que Cabo Verde es ya el segundo más grande, sino el primero.

Archipiélago paradisíaco, amenazado por las actividades humanas. Imagen: nota citada
Archipiélago paradisíaco, amenazado por las actividades humanas. Imagen: nota citada

Aunque las restricciones de viaje de Covid-19 supusieron una disminución significativa en las perturbaciones externas, los expertos insisten con que las medidas de conservación son el factor más importante detrás del aumento en el número de anidación porque nada de lo que se observa puede lograrse en plazos tan cortos.

“Los esfuerzos de conservación en Cabo Verde comenzaron hace 20 años; ese es el tiempo que tardan las tortugas bebés en regresar como adultos”, le cuenta Albert Taxonera a Annika Hammerschlag en la nota que está última publica hoy en el periódico inglés The Guardian. Taxonera es fundador y codirector de Proyecto Biodiversidad, una organización de conservación de Cabo Verde.

Las ONG caboverdianas monitorean cientos de kilómetros de costa arenosa cada año durante la temporada de anidación. Hay patrulleros con la tarea de proteger tantas tortugas como sea posible en su tramo de playa designado. Cada tortuga debe ser medida, equipada con un chip de rastreo y monitoreada para garantizar que regrese al mar de manera segura.

Durante siglos, los reptiles de movimiento lento se consideraron una fuente de alimento fácil de obtener. Pero el crecimiento económico ha hecho que otras fuentes de proteínas sean más accesibles y las iniciativas educativas han creado conciencia sobre la difícil situación de las tortugas marinas.

Baste decir para ilustrar este punto que de las siete especies que existen (laúd, boba, verde, franca oriental, carey, bastarda y olivácea) todas ellas están amenazadas y seis están clasificadas como en peligro de extinción por diferentes motivos, como la caza furtiva, la pérdida de hábitat o el cambio climático.

Los científicos dicen que las responsabilidad principal es de las redes de pesca, que pueden atrapar y ahogar a las tortugas marinas. La contaminación plástica también es responsable. Las bolsas flotantes pueden confundirse fácilmente con medusas, de las que se alimentan las tortugas.

Además de los programas de conservación, en 2018 Cabo Verde también endureció las leyes existentes y criminalizó la matanza, el comercio y el consumo de tortugas marinas . Los infractores suelen recibir una multa o un servicio comunitario, que puede implicar la patrulla de la playa con la ONG que los atrapó.

No son solo las tortugas marinas de Cabo Verde están prosperando. Las playas desde la India hasta los EE. UU. también han experimentado aumentos exponenciales en la anidación y los mismos factores podrían estar en juego.

"Si se observa la cantidad de proyectos de tortugas marinas que existen ahora, en comparación con lo que había hace 30 años, son cientos más", dice Rod Mast, copresidente del grupo de especialistas en tortugas marinas de la UICN y editor en jefe del informe Estado de las tortugas marinas en el mundo. "Estamos haciendo un muy buen trabajo protegiéndolas".

Además de los esfuerzos de conservación, algunos científicos creen que el número de anidaciones podría estar relacionado con la productividad del océano. Si hay una alta densidad de nutrientes en el océano en un año determinado, por ejemplo, las tortugas tendrán suficiente energía para anidar. Aunque eso sea una posible señal del flujo descontrolado de nutrientes por la agricultura intensiva que promueve el agronegocio.

Un declive global de tiburones, que se alimentan de tortugas marinas, es otro factor posible. Las poblaciones de tiburones y rayas se han reducido en más del 70% desde 1970 debido a la sobrepesca.

Con protegerlas no alcanza

Y un dato curioso al tiempo que preocupante: a largo plazo, el calentamiento global puede ser la mayor amenaza.
El sexo de una tortuga está determinado por la temperatura de la arena en la que está enterrado el huevo. A medida que sube la temperatura, disminuye la proporción de machos. En Maio, por ejemplo, se estimó que casi el 100% de las crías en 2019 y 2020 eran hembras.

Una población masculina disminuida no solo afecta la reproducción, sino que disminuye la diversidad genética, lo que puede obstaculizar la capacidad de las especies para adaptarse a los cambios ambientales. Los esfuerzos de conservación, que hasta aquí se enfocaron en proteger a las hembras anidadoras, pueden agravar este problema, dice Juan Patiño-Martínez, coordinador científico de la Fundación de Biodiversidad Maio .

El desarrollo costero, particularmente de los centros turísticos próximos a las playas de anidación, es otra preocupación importante. Sal ya alberga decenas de complejos turísticos de playa y hoteles, y este año Cabo Verde aprobó la construcción de un enorme complejo turístico y de negocios de lujo en las prístinas costas de Maio.