Andrés Fassi busca denodadamente un lugar de privilegio en el camaleónico fútbol doméstico. El presidente de Talleres jamás ocultó su modelo de gestión deportiva, muy cercano a las Sociedades Anónimas Deportivas.

La AFA tomó una drástica decisión hace unos meses por la abrupta interrupción del fútbol en el contexto de la pandemia del coronavirus. Decretó el final de la temporada para la primera división y suspendió los descensos por dos temporadas. La situación específica terminó favoreciendo los objetivos deportivos del único representante de Córdoba en la máxima categoría.

La clasificación de su club a la próxima edición de la Copa Sudamericana no atenuó el ímpetu crítico de la máxima autoridad albiazul. Se manifestó en contra de la determinación de la cúpula administrativa del fútbol argentino por razones de fondo y de forma. Cuestionó el plano deportivo y también el económico. Un torneo con más de 22 participantes diluye la posibilidad de cobrar más dinero por los derechos televisivos.

A diferencia de su par de San Martín de Tucumán, Fassi contó con el sentido de la oportunidad. No buscó sacar rédito deportivo para Talleres y levantó la voz para lograr decisiones más previsibles en un contexto de modificaciones permanentes. Cuando parecía ser un grito en el desierto logró coincidencias inesperadas con el presidente Alberto Fernández y el entrenador de River Plate Marcelo Gallardo.

El jefe de Estado se mostró preocupado por la inercia de los dirigentes de la calle Viamonte y pidió reglas más claras en la organización del fútbol. El técnico millonario fue mucho más allá y refirió a un espiral de decadencia del fútbol argentino.

Los más pesimistas dudan del accionar del dirigente de Talleres. Entienden que su postura vehemente puede generar represalias por parte de Claudio Tapia y compañía. Además vinculan al profesor cordobés con un proyecto siempre latente de privatización de los clubes de fútbol.

La heterógenea situación del virus en todo el territorio del país generó otra hipótesis de conflicto. La región del Área Metropolitana de Buenos Aires es la más crítica por volumen y velocidad de los contagios. Allí se encuentran más del 60% de los clubes del país.

Fassi se adelantó a los acontecimientos y desafió al poder central expresando que no necesita autorización alguna para regresar a los entrenamientos con los protocolos correspondientes. Claudio Tapia grabó un vídeo y respondió que el reinicio de la actividad será sólo cuando todas las provincias se encuentren en la fase 4.

Mientras la incertidumbre acecha al futuro inmediato del deporte más esperado por los hinchas argentinos, el presidente de Talleres aguarda su oportunidad. Sabe que aún no es su tiempo y que las reformas que pretende, demandan una ingeniería política sofisticada. Por ahora Fassi es el protagonista de una película que bien podría llamarse “El Paciente Cordobés”.