Si los Magistrados fueran computadoras entonces la fría letra de la Ley sería exacta. Pero como ya lo dijo el filósofo Friedrich Nietzsche, muchas veces las interpretaciones son más importantes que la verdad. No es novedad que también en el Poder Judicial anidan las pasiones humanas, intereses multicolores y un tiempismo político cercano a la perfección. Claro que, a la hora de la rigurosidad, es imperioso que lo jurídico se imponga, si lo que se pretende es apostar a la calidad institucional.

Durante la cuarentena por el coronavirus, en los Tribunales Federales de Córdoba, despertó singular atención la situación de tres fiscales quienes, a partir de los cambios instrumentados en Reforma Previsional, decidieron renunciar y jubilarse. Sin embargo, Alberto Lozada, fiscal de la Cámara Federal, Gustavo Vidal Lazcano, fiscal del Juzgado Dos y Graciela López de Filoniuk, fiscal del Juzgado Tres, fueron convocados por el Procurador Interino Eduardo Casal para que continuaran en sus cargos hasta tanto se hicieran lo concursos para la designación de los reemplazantes.

Esto ocurrió el 28 de febrero pasado y el Presidente de la Nación, Alberto Fernández les aceptó las renuncias en la primera quincena de abril. Durante la revisión de una apelación, el Juez Federal Tres, Miguel Hugo Vaca Narvaja consideró que esas convocatorias de Casal eran inválidas y que lo resuelto por los fiscales en cuestión, luego de la aceptación presidencial de sus renuncias, quedaba nulo. Allí se presentó la discusión que la Cámara Federal zanjó de manera muy clara rechazando las apelaciones de los fiscales. Es más, en declaraciones a Perfil Córdoba, la Presidenta de la Cámara, Liliana Navarro, dijo que “cuando alguien decide retirarse tiene que hacerlo y no provocar estos equívocos “.

En los últimos días, el Procurador Casal suspendió la convocatoria y repartió las cargas entre fiscales en actividad mientras los jubilados se aprestan a reclamar ante la Cámara Nacional de Casación Penal, si es necesario por la vía directa. Eventualmente este diferendo podría llegar a la Corte Suprema. Para no alimentar refriegas conventilleras, la discusión debe pasar exclusivamente por lo técnico.

A nadie escapa que cada uno puede hacer las interpretaciones políticas, mediáticas y hasta faranduleadas que quiera. Pero para el Pueblo, para el servicio a la Gente, lo único que sirve es la verdad. Aún a costa de pecar de ingenuos, en esta y en la mayoría de las cuestiones judiciales, el único camino correcto es ir más allá de la Radiolandia.

*Periodista Radio Universidad - SRT