El 16 de enero del 2016 Milagro Sala, referente nacional de la organización barrial Tupac Amaru, era detenida en Jujuy, por encabezar un acampe frente a la Casa de Gobierno de esa provincia para reclamar una reunión con el recién asumido gobernador, Gerardo Morales.

“En este momento la policía de Gerardo Morales me está deteniendo, esto es como en la dictadura. #Jujuy”, twitteaba en aquel entonces.

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En las últimas horas, en diálogo con Página/12, la dirigente dijo: “Yo trabajé y trabajo para los demás porque lo saqué de Evita. Cuando de adolescente me fui de mi casa para vivir en la calle porque quería valérmelas sola me hice peronista. Por las cosas que viví y que vi. Mi objetivo nunca fue competir con el Estado. Pero hicimos de todo en función de las necesidades: casas, piletas, escuelas, fábricas de ladrillos. Dábamos los medicamentos gratuitos. Y si veíamos que un compañero tenía una enfermedad terminal lo acompañábamos hasta el final. La idea es y fue ser solidario con el otro”.

Manifestó también que “lo volvería a hacer porque estoy convencida de que hay que cubrir la necesidad del otro. La gente está esperando que los dirigentes le resuelvan los problemas. Lamentablemente, hay muchos dirigentes que no le resuelven el problema al otro, pero sí el propio”.

Y expresó sus esperanzas de obtener la libertad: “Me gustaría que se termine la agonía, la de mis compañeros también. Somos rehenes de la política opositora”.

Las causas

Por un lado, Sala fue condenada a cuatro años de prisión por hallarla culpable del delito de “lesiones graves” contra otro referente jujeño, Cristian César Arias, en 2006.

Otras de las causas que afronta la militante es la condena de 13 años de prisión por defraudación al Estado, asociación ilícita y extorsión en la causa conocida como "Pibes Villeros" quedando inhabilitada para ejercer cargos públicos.

Durante ese proceso se investigó el desvío de fondos estatales por más de 60 millones de pesos, cobrados por cooperativas para construir viviendas sociales, entre 2011 y 2015, las cuales nunca se realizaron. Para los jueces, Sala era la jefa de esta asociación ilícita que, con la ayuda de funcionarios provinciales y municipales, operaba para extraer dineros de programas habitacionales nacionales.

El 29 de diciembre de 2018, la dirigente social fue trasladada a su casa en el barrio de Cuyaya, en San Salvador de Jujuy, por orden del Tribunal en lo Criminal n° 3. El cambio de alojamiento incluyó el levantamiento de las restricciones y la vigilancia por parte de Gendarmería Nacional que le había impuesto como condición el juez de instrucción Pablo Pullen Llermanos.

De esta forma, el Tribunal en lo Criminal 3 de Jujuy dio cumplimiento a lo dispuesto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que indicaban quedebía permanecer en su casa porque su vida corría peligro en el penal de Alto Comedero.

Desde entonces, Sala cumple con la prisión domiciliaria con pulsera electrónica.

Actividades

Hoy, cuatro años después el Comité por la Libertad de Milagro Sala y la organización barrial Tupac Amaru llevan a cabo un acampe, que inició el miércoles, en los alrededores del Obelisco, para reclamar la liberación de la dirigente social jujeña y la excarcelación de “todos los presos políticos”. El mismo se extenderá hasta hoy a las 11, cuando los organizadores de esta protesta brindarán una conferencia de prensa y realizarán un acto en el centro porteño.

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