Las elecciones de mañana para renovar autoridades en la Provincia y en la Municipalidad de Córdoba, entre otras localidades, suponen un crucial desafío para las fuerzas políticas que confrontarán en las urnas por la continuidad de proyectos políticos que, en ambos casos aunque con matices, suponen prolongar gestiones que ya gobiernan ambos distritos desde hace tiempo.

En ese marco, será el gobernador Juan Schiaretti el que ponga en juego una hegemonía de un sello político que, si bien ahora bajo el rótulo de Hacemos por Córdoba, buscará extender su primacía por otros cuatro años y sumar así 24 años en el poder.

La sociedad política con el extinto José Manuel de la Sota pareció hasta ahora monolítica. Desde el triunfo del fallecido ex gobernador, Unión por Córdoba ganó todas las elecciones provinciales y alternó a De la Sota y a Schiaretti en el poder, gestión que ahora buscará extender el ahora mandatario.

A diferencia de otras ocasiones, la elección esta vez parece más accesible para Schiaretti que competirá con una oposición dividida y en un contexto donde la tracción que podría ejercer el presidente Mauricio Macri aparece diluida a tenor de una gestión que se encuentra en su piso de aceptación, enmarcada de una profunda recesión económica.

Es que Córdoba fue bastión del triunfo de Macri en 2015 y, aunque en menor medida, también en las legislativas de 2017. Hoy, el contexto es distinto.

Por el lado de Schiaretti, ahora con nuevos aliados en el sello Hacemos por Córdoba, deberá revalidar en un marco donde la valoración de la gestión también comienza a competir con el lógico desgaste de 20 años en el poder.

Sin embargo, el peronismo y aliados supo reinventarse y lograr sucesivos triunfos. Esta vez, el gobernador lleva como compañero de fórmula a Manuel Calvo, un joven dirigente que ganó protagonismo desde diferentes ministerios y que apunta a posicionarse como el recambio para el futuro de ese espacio.

En la otra vereda, competirá con un Mario Negri que buscó infructuosamente ser el candidato oficial de la alianza Cambiemos. El conglomerado que tan buenos resultados obtuvo a nivel nacional con la unción de Macri en 2015, estalló en pedazos cuando los candidatos del espacio no lograron unificar criterios y terminaron por presentarse por separado.

El otro postulante de esa alianza será Ramón Mestre que, sin embargo, irá por la UCR, el sello político que lo catapultó a la intendencia de la ciudad de Córdoba en 2011.

La novedad en esta instancia es que el kirchnerismo no presentará candidato y varios de sus referentes adelantaron que apoyarán a Schiaretti.

El resto de las fuerzas políticas aparecen muy atrás pero siempre con la expectativa que sumar para ubicar algún legislador en la Unicameral.

En este marco, bueno es repasar los resultados de las elecciones del 5 de julio de 2015.

En aquel  momento, la fórmula Schiaretti-Martín Llaryora sumó 745.240 votos, esto es el 39,99 por ciento de los sufragios.

En tanto, Oscar Aguad-Héctor Baldassi obtuvieron 628.806 voluntades, 33,74 por ciento del total, bajo el sello de Juntos por Córdoba, la alianza que ya contaba con el aval del flamante Cambiemos entre radicales, el PRO y la Coalición Cívica de Lilita Carrió.

Más atrás se situó la fórmula Eduardo Accastello-Cacho Buenaventura. Con el nombre de Córdoba Podemos, el binomio concentró el voto kirchnerista y alcanzó el 17,17 por ciento de los sufragios.

En tanto, la izquierda quedó más atrás aunque, como ya es habitual, dividida. La candidata a gobernadora Liliana Olivero logró el 4,89 por ciento de los votos.

Por su parte, a nivel legislativo y como es habitual, el oficialismo mermó su rendimiento aunque, sin embargo, como está diseñado el esquema de reparto de las 70 bancas, fue Unión por Córdoba el que se quedó con la mayoría de los legisladores como para imponer proyectos sin necesidad de acuerdos con la oposición.

La fuerza que impulsó a Juan Schiaretti sumó 18 legisladores por distrito único que ponía en juego 44 bancas. En ese tramo, esa fuerza política obtuvo casi 150 mil votos menos que los que logró Schiaretti como candidato a gobernador. Sin embargo, al ganar la mayoría de los departamentos que otorgan al primero el único cargo en juego, sumó otros 18 por esa vía lo que totalizó 36 bancas.

Por su parte, Juntos por Córdoba aportó 15 por distrito único y 7 por departamento con un total de 22 bancas. Asimismo, Córdoba Podemos se alzó con 17 bancas por distrito único y uno departamental para totalizar ocho escaños.

En tanto, el Frente de Izquierda y los Trabajadores sumó tres por distrito único y, finalmente, Encuentro Vecinal Córdoba se alzó con el único legislador departamental que quedaba vacante.

Si bien luego hubo realineamientos internos en las distintas fuerzas políticas, Unión por Córdoba nunca dejó de tener mayoría propia para imponer sus proyectos y los del Ejecutivo, algunos ciertamente polémicos como el cambio en el cálculo de los haberes jubilatorios.

Tres meses después de las elecciones provinciales, los comicios en la Municipalidad de Córdoba ungieron a Ramón Mestre como intendente por otros cuatro años más.

El ahora candidato a gobernador por la UCR, revalidó su gestión con el 32,36 por ciento de los votos, poco más de tres puntos porcentuales por debajo de los obtenidos en la elección de 2011, cuando había recuperado el Palacio 6 de Julio para la UCR que tuvo el monopolio de esa administración desde el regreso a la democracia en 1983 hasta 1999, cuando asumió Germán Kammerath, el liberal aliado a José Manuel de la Sota.

Por Carta Orgánica, el ganador se llevó la mayoría de los 31 concejales, concretamente 16 sobre el total.

Segundo en 2015 quedó el Movimiento ADN que impulsaba a Tomás Mendez como intendente. El periodista, a fuerza de investigaciones de impacto, supo posicionarse entre los votantes y logró el 23,3 por ciento de los sufragios para sumar un buen caudal de ediles en el Concejo.

Tercero quedó Unión por Córdoba con Esteban Dómina como candidato. Obtuvo 17,32 por ciento de los sufragios. Pobre performance para un dirigente formado pero que nunca pareció tener el apoyo pleno del partido.

En tanto, más atrás se ubicó la alianza Fuerza de la Gente que llevaba a Olga Riutort y a Luis Juez como candidatos a intendente y vice. Lograron sólo el 15,79 por ciento de los votos, pobrísima performance para dos dirigentes que, por separado, medían muy por encima de ese guarismo. La alianza de dos acérrimos enemigos resultó indigerible para el electorado de uno y otro dirigente, ambos ahora nuevamente candidatos aunque por espacios diferentes.

Finalmente, el Frente de Izquierda obtuvo el 3,31 por ciento de los votos, porcentaje que no le alcanzó para llegar a ubicar a un edil en el Concejo Deliberante.