Dante Leguizamón, periodista de los Servicios de Radio y Televisión de la UNC, quizás nunca se habría imaginado que lo que al principio empezó como un viaje para conocer las Islas Malvinas iba a terminar convirtiéndose en una pesadilla.

Dante subió el pasado 8 de marzo al crucero Zaandam, de la empresa Holland América. Fue invitado por un amigo que trabaja en el buque de manera gratuita, con la idea de pasar por Islas Malvinas, algo que pudo concretar, y luego descender en Chile para volver por tierra hasta Córdoba.

Pero en el medio pasó lo imprevisto: la pandemia de coronavirus llegó al barco y algunos pasajeros comenzaron a contagiarse. Cuatro personas murieron. Y cuando los países comenzaron a cerrar sus fronteras, el 14 de marzo intentaron bajar en Punta Arenas y no pudieron.

En rigor de verdad, hasta ahí la situación sanitaria descripta en el barco no era conocida por los pasajeros y al menos no había sido comunicada por la tripulación. Sin embargo, la situación mundial de alarma también contribuyó a las restricciones para que el buque, poblado por extranjeros, sea rechazado por Chile en momentos en que el gobierno de ese país se aprestaba al cierre de fronteras. Así, el barco emprendió desde Chile un viaje al norte, intentando atracar en varios puntos en el camino, sin éxito.

La travesía. En cuarentena en un crucero, sin destino cierto y aislados sobre el mar

Ahora, Dante está junto a otros once argentinos en el barco que, apertura del Canal de Panamá mediante, pudo cruzar de oceanos y pudo atracar en los muelles de Miami, ya hace cuatro días. A pesar de ello, los argentinos no pueden bajarse de la embarcación por una situación que quien relata la historia describe como "un limbo muy particular".

La empresa comenzó a hacer gestiones y consiguió chárters privados y vuelos comerciales pagados por gobiernos, que llevaron a los pasajeros a sus países. Tal fue el caso de Australia, Francia y Estados Unidos. Este domingo, las cancillerías británica y canadiense gestionaron vuelos para la gente de esos países. 

Ahora, los argentinos, entre los que se encuentra Dante, necesitan que las autoridades argentinas escuchen su caso. "Necesitamos bajar urgente", reclamó. Y destacó que desde que empezó la cuarentena dentro del barco, dos cordobeses pasan casi todo el tiempo confinados en una habitación de tan sólo tres metros cuadrados. También dijo que es muy complejo comprender e interpretar el contexto que los obliga a permanecer arriba del barco.

"En el limbo"

Hasta el momento, de los dos cruceros (otro similar y de la misma firma trasladó a parte del pasaje desde Panamá y hacia el mismo destino del Zaandam) descendieron alrededor de 1.100 personas y hoy quedan muy pocas a bordo. Entre ellos, los doce argentinos.

"Aparentemente, el acuerdo entre Holland América" - dueña del Zaandam, que es una subsidiaria de Cruceros Carnival - y el estado de Florida es que ellos dejaban atracar los barcos, pero que no querían que los pasajeros pisaran suelo de Miami", explicó Leguizamón a cba24n.com.ar.

Así, las empresas se comprometieron a que los pasajeros iban a ir del barco en un colectivo que los lleva directamente a la pista del aeropuerto y de ahí seguían sus destinos. Pero a Dante se le suma un problema. Como algunos otros pasajeros, él no tiene visa que le permita ingresar a los Estados Unidos. Por la crisis sanitaria, el país no está emitiendo visas, lo que complica aún más el contexto. 

Además, el caso de Argentina es particular: al no estar permitido el ingreso de vuelos comerciales, de poder bajarse del Zaandam, tampoco podrían regresar. "La empresa dice estar dispuesta a pagar vuelos comerciales que nos lleven, pero el país está cerrado, así que no sabemos cómo hacer ni qué va a pasar con nosotros", remarcó.

"Esa situación nos pone en un limbo muy estresante y muy difícil. Los pasajeros siguen encerrados en sus camarotes, y nosotros seguimos en las cabinas. Tenemos un poco más de libertad y podemos salir a cubierta a tomar aire. Pero la situación sigue siendo muy angustiante y no tenemos respuesta", lamentó.

A pesar de lo complejo del caso, Dante se mostró conforme con los contactos que tuvo con el consulado argentino en Miami. "El consulado está haciendo esfuerzos por ponerse de acuerdo con la empresa, pero lo cierto es que la encrucijada es muy difícil de desentrañar, y la desesperación de los pasajeros y los trabajadores se va haciendo cada vez mayor", concluyó.