Unos 14 millones de alumnos y miles de docentes y padres transitan desde hace casi dos meses un proceso de educación a distancia forzada ante la irrupción de la pandemia del coronavirus.

La inédita situación obliga a replantear las formas de enseñanza y también, las eventuales alternativas para la evaluación de los conocimientos adquiridos.

Desde el Ministerio de Educación, aseguran que la escuela no debe recurrir a la nota numérica tradicional, sino acompañar al alumno en este proceso.

"Llegado el momento vamos a tomar la decisión que tengamos que tomar, estamos pensando una evaluación valorativa que pueda analizar el vínculo entre las familias, el estudiante y sus docentes", dijo el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta a la Agencia Télam.

"Más que una evaluación de acreditación de saberes, la evaluación comprende ahora la situación socioeducativa de la familia, porque no depende del niño lo que pueda aprender a la distancia. Tenemos que ver cómo el alumno fue trabajando con el docente, cómo se generó el vínculo y esto será valorado y tenido en cuenta a la hora de evaluar", explicó Trotta.

La incertidumbre de no saber cuándo volverán las clases presenciales dificulta también pensar en evaluaciones.

En este aspecto la cartera educativa nacional aseguró que "un escenario realista es que se vuelve a las aulas luego de las vacaciones de invierno, aunque no será la misma escuela que era antes".

La opinión de especialistas

Para Victoria Zorroaquin, directora de la ONG Educere, que trabaja con escuelas rurales, "hay que diferenciar la evaluación de la calificación, hoy el docente necesita primero autoevaluarse y ver cómo está impactando lo que enseña en sus alumnos".

En este aspecto explicó que "no hay manera de enseñar sin cotejar, es decir que eso que está siendo enseñado sea aprendido, para lo cual debe haber una referencia desde el otro lado, de que este proceso está sucediendo sino es caminar con los ojos vendados", consideró Zorroaquin.

“La buena noticia en todo esto es que los mismos docentes se están dando cuenta qué alumno se conecta, quién no, quién se queda más atrás y cómo ofrecer una alternativa", amplió la especialista.

En ese sentido, Zorroaquin propuso "que todos los integrantes de la comunidad educativa se involucren y colaboren, que los mismos alumnos se evalúen entre sí, o que alumnos de otros grados superiores produzcan videos. Es una tarea titánica, pero la situación exige que se mire la enseñanza desde otro lado".

La evaluación se torna más compleja con aquellos alumnos que viven en contextos de vulnerabilidad social, en donde "el 30% del alumnado no está pudiendo sostener la continuidad pedagógica que la escuela les propone", aseguró Luciana Alonso, directora de la red Eutopía, a Télam.

Alonso destacó que en un contexto de tanta desigualdad "es necesario apelar a una evaluación formativa, en vez de ponerles una nota pensar en que oportunidades tuvo el chico o les dio el docente para aprender, que evidencias se tiene para consolidar los aprendizajes. Si se tiene esto claro no es necesario tener un software que mida el rendimiento de los alumnos".

Mónica Prieto, decana de la escuela de educación de la Universidad Austral, aseguró que hay que pensar en una evaluación por desempeños para tener una foto de cómo responde el alumno a los distintos conceptos, una vez que podamos establecer esa foto se le puede ir enviando una tarea más compleja"

"La evaluación siempre será conflictiva, porque significa poner el foco en la acreditación, pero pensemos en lo básico, lo que no pueda dejar de estar, que no es lo mismo que lo mínimo. Sí o sí se tiene que saber si el alumno aprendió para que pueda pasar de un curso al otro", destacó Priero.

Con información de www.telam.com.ar y Claudio Campanari