El periodista Pablo Calvo, editor de la revista Viva del grupo Clarín, murió en la noche del jueves, en una clínica donde estaba internado tras haber contraído coronavirus hacía casi un mes.

El profesional contrajo Covid-19 el 10 de abril y cuatro días después, por complicaciones en el cuadro respiratorio, ingresó a terapia intensiva, donde falleció anoche, al finalizar el día en que cumplía 53 años.

“Papi no aguantó más. Se va un pedazo enorme de mi infancia pero queda todo lo que me enseñó. Te voy a extrañar siempre ”, escribió poco después de la medianoche León Calvo, su hijo, de 20 años, junto a uno foto de los dos con la camiseta de San Lorenzo, una de las pasiones que compartían. 

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Nacido en Sarandí, licenciado en Comunicación Social de la UBA, comenzó a trabajar como periodista en la agencia de noticias DyN a los 18 años, al mismo tiempo en que realizaba el servicio militar obligatorio, según una nota de Clarín. Allí luego cubrió durante dos años la campaña de San Lorenzo.

La mayor parte de su carrera la desarrolló en en el mencionado diario, donde trabajaba hacía unas tres décadas. Formó parte del equipo de investigación, de la sección Política y, desde hacía un tiempo, editaba la revista Viva y suplementos especiales.

Entre otros reconocimientos por su trabajo, Gabriel García Márquez lo distinguió como finalista del premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano por la nota “Juan y la carta de amor que venció a su tristeza”, una emocionante historia sobre un hombre que perdió a su mujer y su hija en Cromañón y a quien el propio Calvo le enseñó a escribir para que pudiera despedirse de ellas con un texto de su puño y letra.

Su pasión por San Lorenzo lo llevó a escribir dos libros sobre su amado club, Dios es Cuervo y Los Tesoros del Gasómetro, ya forjar un vínculo especial con el papa Francisco, otro hincha fanático, a quien entrevistó en el Vaticano. También fue el autor de La muerte de Favaloro y de Los mendigos y el tirano.

Fuente: La Nación